Junto con la Orbea Rise, otras bicis como la Specialized Turbo Levo SL, la Trek e-Caliber o la recién llegada BH iLynx son las pioneras y protagonistas de esta nueva incipiente categoría de eléctricas. Motores diferentes para una forma diferente de practicar eMTB. Un paso más cercano al MTB tradicional, y algunas ventajas muy bien valoradas por los defensores de esta categoría como el menor peso o el más reducido apoyo a la pedalada.

La construcción de la Rise gira en torno a esta idea: simplificar. A nivel de realización se asemeja mucho a la Orbea Occam, su modelo de Trail, y para parecerse aún más a ella, la Rise se ha tratado de prescindir de todo aquello que añade peso pero sobre todo, complejidad. Sin display de ningún tipo, sin grandes botones a la vista -el del encendido queda bastante discreto- más allá del pequeño mando para cambiar el modo de asistencia y unos mini-leds. Una bici eléctrica disfrazada de bici muscular. Pero no se trata solo de un disfraz.

Su motor Shimano se ha modificado a nivel de software y firmware (algo parecido a una reprogramación de centralita en un coche), todo ello trabajando conjuntamente con la marca nipona y durante dos años, para, por un lado establecer el límite de potencia de los 80 Nm originales a 65 Nm, ajustándose al menor peso de la bici. Y por otro lado y lo más complejo, en cómo gestiona la entrega de potencia y el consumo batería.

Estas particularidades quedan patentes en las siglas “RS” que vemos en el motor (Ryder Sinergy) y es exclusivo de Orbea, ahora y en el futuro. Una de las claves de que esta bici se sienta más natural de pedaleo y de que la asistencia no te la regale “así como así”, es que la potencia se entrega a cadencias de entre 75 y 95 vueltas por minuto, valores más bien altos.

Esto significa que sobre la Rise no vas a ver a nadie pedaleando a cadencias super-lentas y casi absurdas, dejando que sea el motor quien lo haga todo, como vemos a veces en muchos usuarios de eMTB. Bueno, en realidad a 75rpm si llevamos configurado el perfil 1 del motor, y a 65rpm si llevamos el perfil 2.

A través de la App E-Tube de Shimano podemos jugar con estos dos perfiles de asistencia, el primero el más ahorrador de batería (la potencia está limitada) y el que más sentido tiene la mayor parte del tiempo sobre la Rise, y un segundo más “derrochador” y que aprovecha al máximo los 65 Nm de par sin prestar tanta atención al consumo. En este segundo perfil la bici se acerca más a una eMTB ordinaria.

La Rise, además de girar en torno a una simplicidad relativamente mayor que otras eMTB, también lo hace en base a un peso menor. Siendo el modelo M10 probado el segundo inferior de los 4 montajes disponibles, su peso ha sido de 18,280 kg (talla L, sin pedales), con componentes que rozan los de una bici de Enduro y sin recurrir a ninguna pieza de peso extremo y fiabilidad cuestionable.

El modelo tope de gama, el M-LTD, aún pesa un par de kg menos, algo casi surrealista. Ese peso de poco más de 18,5 kg en orden de marcha con pedales, si bien no es que sea el más “Super Light” que hayamos probado, sí es de los mejores. No perdamos de vista que es una bici Trail con grandes aptitudes bajadoras.
