Las quinielas eran complicadas, barajándose mil combinaciones diferentes al reparto de los colores de las medallas, aunque había unos grandes favoritos: en primer plano Pidcock, Fluckiger y Van der Poel, seguidos de varias caras como aspirantes a luchar hasta el úlmo metro: Nino Schurter, Cink, Koretzky, Avancini, Vader, Cooper, Haterly, Dascalu… y también David Valero y Jofre Cullel.
Tras los primeros compases ya empezaban a cumplirse las predicciones y eran algunos valientes los primeros en intentar imponer su ritmo, como Milan Vader o Avancini, haciendo un Start Loop como si de una carrera de Short Track se tratase. Mala suerte para David Valero, que veíamos cómo se quedaba rezagado en la salida (cayendo hasta la posición 35º, de 38 corredores), dando comienzo lo que sería una remontada histórica como pocas.
Y ya en las primeras rampas el terreno excesivamente seco y con un agarre muy complicado iba mostrando las dificultades de los corredores para seguir las trazadas. No habían llegado a cumplirse ni 10 minutos de carrera y la caída de Van der Poel sentenciaba su carrera, una caída espeluznante en uno de los drops más espectaculares del circuito, además servida de polémica, ya que según declaraciones del entrenador del holandés “Mathieu pensaba que la tabla de madera estaba aún allí, pero se retiró después de los entrenamientos”. Con Van der Poel fuera de juego, que protagonizaría una remontada impresionante, pero más tarde el dolor acabaría paralizándole y viéndose obligado a abandonar, se abrían oposiciones para uno de los peldaños del pódium que parecían sentenciados de antemano.

Aquí volvíamos a ver a Nino Schurter siendo el Nino Schurter que hemos conocido estos años de atrás, pasando a la cabeza de carrera tras el primer paso por meta, intentando dominar e imponer sus compases. Fluckiger, Cooper o Pidcock eran algunos de los que más aguantaban a su estela en las siguientes vueltas.
La carrera se iba seccionando y se iba abriendo un hueco entre el primer grupo (donde veíamos entrar al rumano Vlad Dascalu afincado en La Rioja) y el resto, poniendo las cosas feas para los corredores españoles, que mostraban fortaleza ascendiendo posiciones hasta la rodar en el Top-20.
Por delante, Pidcock estaba decidido a impedir que el oro acabase colgado de un cuello suizo, siendo capaz de adelantar a Schurter y Fluckiger con no demasiada dificultad (pasaba poco más de media hora de carrera), y metiendo a Cooper a su rueda también entre los 4 primeros, seguido, ahora ya un poco más lejos, por Cink y Koretzky. ¿Carrera sentenciada? Quizás sí, quizás no. Cink se mostraba muy fuerte tomando la iniciativa de contactar con el cuarteto que abría carrera, pero una avería mecánica, destalonando su neumático trasero, acababa con el sueño olímpico del checo y destrozaba su moral.

Los colores del maillot con la bandera española asomaban ya entre los 10 primeros, y antes de cumplirse los 45 minutos de carrera ya veíamos a Valero en el 8º puesto, mostrando un ritmo encima de su bici superior al de los corredores a los que daba caza. Las apuestas empezaban a incluir al de Baza, como mínimo, entre los 5 primeros.
Las condiciones durísimas del circuito, el clima y el ritmo impuesto por el inglés del equipo Ineos Grenadiers (que corre con una bici BMC camuflada, al no tener su patrocinador Pinarello una bici de montaña) empezaban a hacer mella y Nino Schurter se descolgaba perdiendo metros a cada pedalada, mientras que solo Fluckiger, que ha demostrado ser el corredor más fuerte en Copa del Mundo en lo que llevamos de temporada, era el único que podría intentar acercarse a Pidcock. Con Nino en plena bajada de rendimiento, tratando coger oxígeno para lo que restaba de carrera, el cuarto puesto sería para el neozelandés Anton Cooper, mientras Koretzky rodaba 5º.

El último paso por línea de meta nos subía el pulso y hacía sudar las manos, con Valero pasando bajo el arco en un grupo que se había hecho junto a Nino, Cooper y Koretzky, aprovechando para adelantarles. El sueño estaba ahora más cerca que nunca y el bastetano transmitía bastante superioridad, tanto en las subidas como en las bajadas, enseñando la trazada a nada menos que Nino Shcurter. “¡¡¡David mecagüen Dios, acuérdate de tu hijo. Vas a hacer historia, vamooos!!!” Escuchábamos gritar a Jorge Soto, técnico de la selección española y uno de sus mecánicos en el equipo BH Templo Cafés, ánimos tras los que Valero cobraba incluso más fuerza aún y trataba de descolgar a Nino.
Mientras, el oro ya parecía estar sentenciado desde hacía un buen rato a favor de Pidcock, que salvo percance o infortunio, nada le iba a parar. Lo mismo sucedía con la plata, que ya parecía estar colgada del cuello de Fluckiger.
Oro para el británico, que da por primera vez una medalla a la Selección Británica y aún en categoría Sub-23 (y participando por primera vez en unos JJOO), demuestra que aquí hay Pidcock para rato. Fluckiger plata, quizás con la sensación de haber ido a Tokio a por más, pero bien ganada tras una carrera muy bien planteada y desarrollada de forma perfecta para él y con el único “inconveniente” de haber tenido a Pidcock delante.

El último paso por línea de meta nos subía el pulso y hacía sudar las manos, con Valero pasando bajo el arco en un grupo que se había hecho junto a Nino, Cooper y Koretzky, aprovechando para adelantarles. El sueño estaba ahora más cerca que nunca y el bastetano transmitía bastante superioridad, tanto en las subidas como en las bajadas, enseñando la trazada a nada menos que Nino Shcurter. “¡¡¡David mecagüen Dios, acuérdate de tu hijo. Vas a hacer historia, vamooos!!!” Escuchábamos gritar a Jorge Soto, técnico de la selección española y uno de sus mecánicos en el equipo BH Templo Cafés, ánimos tras los que Valero cobraba incluso más fuerza aún y trataba de descolgar a Nino.
Mientras, el oro ya parecía estar sentenciado desde hacía un buen rato a favor de Pidcock, que salvo percance o infortunio, nada le iba a parar. Lo mismo sucedía con la plata, que ya parecía estar colgada del cuello de Fluckiger.
Oro para el británico, que da por primera vez una medalla a la Selección Británica y aún en categoría Sub-23 (y participando por primera vez en unos JJOO), demuestra que aquí hay Pidcock para rato. Fluckiger plata, quizás con la sensación de haber ido a Tokio a por más, pero bien ganada tras una carrera muy bien planteada y desarrollada de forma perfecta para él y con el único “inconveniente” de haber tenido a Pidcock delante.
Expectantes por ver qué ocurría en meta, entraba exultante, y aún sin creerse su medalla de bronce, David Valero. Tras una última vuelta infartante, había logrado abrir tiempo suficiente con el grupo con el que rodaba, como para entrar bajo el arco de meta celebrándolo en lugar de al sprint como pensábamos que sería el desenlace final, teniendo en cuenta quienes eran sus compañeros de persecución (Schurterk Cooper, Koretzsky, grandes sprinters). Hito histórico para el deporte español, logrando la segunda medalla de Tokio 2020, e hito histórico para el granadino, que por fin logra demostrar al mundo su talento.

No menos meritorio ha sido el 15º de Jofre Cullel, que tras una primera mitad de carrera más retrasado con una salida muy discreta, ha sabido sobreponerse e ir escalando posiciones hasta colarse entre los corredores más punteros de las carreras internacionales, confirmando una progresión que puede llevarle muy lejos en las próximas temporadas.
Resultados en la pueba de ciclismo de montaña de Tokio 2020