Desde que algunas bicis de Cross Country dieran el salto definitivo a los 120 mm de recorrido de suspensiones para un enfoque de la máxima competición, muchas cosas han pasado en este segmento tan demandado por los usuarios y mucho se ha debatido en los foros. Un largo listado de fabricantes se ha lanzado a aumentar su recorrido tanto de horquillas como de suspensiones traseras, con 110 y 120 en diversas configuraciones. Y claro, como toda gran decisión, ha traído consigo sus defensores y también sus detractores, que consideran que estos recorridos aumentados se alejan un poco de la esencia de una bici de XC “pura”.

Por este motivo Canyon ha decidido que su nueva Lux se mantendría firme en el lado más tradicional de esta disciplina y de paso, trata de ser una de las abanderadas de los 100 mm y del rendimiento más elevado.

No obstante, la marca germana también da cabida a los usuarios que buscan una bici más polivalente y divertida con la versión Trail de las Lux, con 110/120 mm de recorrido y montajes más robustos, aunque en este caso con el cuadro de la generación anterior en lugar del nuevo que probamos en este artículo.
El nuevo cuadro de las World Cup
Los colores de este modelo ya te hacen suponer lo que vas a encontrar, una bici lista para competir en la élite del Mountain Bike internacional, de hecho tanto su estética como su montaje emulan prácticamente al 100% a la bici usada por los corredores del Alpecin-Deceuninck como Sam Gaze o Mathieu Van der Poel. Además comparte cuadro y tecnologías con la bici del otro equipo de Canyon, el Canyon Collective cuyos patrocinadores son diferentes (SRAM y RockShox principalmente) y por eso viene montada completamente con otras piezas.

Lo importante de la familia World Cup, que se compone de cuatro modelos que van desde 3.499 a 7.999 euros, es que son las que poseen el cuadro completamente nuevo y que se ha rediseñado para ser más ligero y minimalista, además de incorporar algunos avances tecnológicos más actuales como no podía ser menos. Tiene una silueta bastante similar a la de su predecesora no obstante, aunque se ha estilizado un poco en formas para tener un diseño más limpio e integrado.

Donde quizás más llama la atención el rediseño es en la zona delantera, en la pipa de dirección, donde vemos que han desparecido los cables para entrar al interior del cuadro por la cazoleta superior de la dirección. Aunque es un sistema que ya hemos visto en otras bicis y que se va abriendo camino poco a poco en el mercado, aquí hay dos aspectos que son destacables.

El primero es que bajo esta tapa superior de la dirección encontramos escondido el Impact Protector Unit que también se ha diseñado completamente. Recordemos que antes estaba por el exterior del cuadro, atornillado. Ahora tenemos dos piezas, un tope minúsculo atornillado al propio cuadro, y un aro con dos aletas laterales –las que contactan con este tope y limitan el giro- que va atornillada al tubo de dirección. Para hacer el apriete posee un pequeño tornillo allen al que podemos acceder desde el exterior gracias a un orificio practicado y ocultado en la propia cazoleta de la dirección. Lo cierto es que se trata de un mecanismo muy bien pensado, pese a las mayores dificultades para montar/desmontar todo el sistema y el cableado.


Una de las características principales de la Lux ya en su generación anterior es que ya apostó por el doble bidón de agua como uno de sus elementos diferenciadores, una de las primeras marcas en mostrarse sólida con esta decisión. Aquí se repite la fórmula, admitiendo el uso de dos bidones incluso en la talla más pequeña, la XS. Sobre tallas, se fabrica en un total de 5, desde la XS a la XL.

Otra cosa que nos gusta es que Canyon ha rebajado muy bien la altura de la pipa de dirección para que todo este entramado de piezas no suponga una altura de manillar excesiva, con 95 mm en esta talla M probada. Es algo que los usuarios más Racing sabrán apreciar muy bien, sin necesidad de invertir en una potencia con un mayor ángulo negativo.

En la parte trasera los cambios son aparentemente más sutiles, con algunos retoques en la zona de la minúscula bieleta, cuya configuración se mantiene parecida aunque a nivel de cinemática se ha perfeccionado de cara a un pedaleo más eficiente. Para hacer su giro aún más rígido y por tanto que nos asegure mayor ausencia de posibles fallos y mantenimientos, ahora cuenta con un eje pasante más sólido. Y en el amortiguador destaca por cierto el guiado de cable de bloqueo, que queda perfectamente oculto en el interior del tubo superior del cuadro.

La configuración del sistema de suspensión apenas cambia salvando los aspectos mencionados de la bieleta, aunque tirantes y tubo superior se aprecian más en línea recta que antes, lo que además de tener cierta repercusión en la cinemática del sistema, le aporta una estética más directa y aún más “de bólido”.

En los tirantes se ha optado por dos aspectos de última generación, como un anclaje de freno tipo Flat Mount –que ya montaba la generación Lux anterior-y una puntera UDH de SRAM en el lado del cambio.

Como novedad en este nuevo cuadro, se ha recurrido a la prestigiosa Ceramicspeed para suministrar todos los rodamientos tanto de dirección y pedalier como de los puntos de giro de la suspensión. Estamos hablando de una de las marcas de mayor coste del mercado, lo cual eleva el valor de esta bici aún más, sobre todo teniendo en cuenta que los rodamientos muchas veces son un poco olvidados por las marcas y no siempre se apuesta por la mayor calidad.

La cifra de peso que se ha alcanzado en el cuadro de la Lux World Cup es de 1.535 gramos en esta versión CFR en talla M, sin amortiguador, unos 130 gramos menos que en la Lux anterior (el que aún encontramos en la versión Trail). Súmale entre 230-250 g según el amortiguador que monte, bien el SIDluxe de RockShox en el montaje tope de gama o el Fox Float DPS del resto. Existe otra versión de carbono más económico, la CF que encontramos en los dos modelos inferiores Lux, cuyo peso es de 1.925 gramos declarados, también sin amortiguador.
Y hablando de peso, el de esta bici que hemos probado tal y como sale de la caja es de 9,750 kg pesados en nuestra báscula. ¡Sin tubelizar!
Montaje para la velocidad
La selección de componentes realizada por Canyon es una extensión de las características que encontramos en el cuadro, buscando un peso muy contenido y el rendimiento escalador y rodador. Por eso encontramos que han prescindido de algún componente como la tija telescópica, recurriendo a una tija “de la casa” y bastante minimalista en formas y ligera, o el conjunto manillar-potencia propio y de una pieza de carbono, CP0008 según la nomenclatura de la marca y que ya vimos en el lanzamiento de la EXCEED rígida. La potencia es relativamente corta para la orientación de la bici, con 70 mm en todas las tallas, y el manillar tiene un ancho de 740 mm.

Un componente crucial a la hora de acelerar la bici y de mantener una buena velocidad de crucero son las ruedas, y en este caso se recurre a un modelo ya conocido y un valor seguro, las DT Swiss XRC 1200, en su versión de 30 mm de ancho interno para no comprometer lo más mínimo la estabilidad y poder rodar con presiones más bajas.

De hecho, algo muy positivo que encontramos en este punto es que se ha recurrido a neumáticos fiables, unos Maxxis Ikon con triple compuesto y carcasa EXO, no unos súper récord de peso pero sí unos neumáticos más “de verdad”. Además en balón 2.35”, siendo el máximo admitido por el cuadro de 2.4”.

En la Canyon al igual que otras marcas, aún no han desterrado las barras de 32 mm de sus montajes para XC, y monta una Fox 32 SC para mantener el tren delantero lo más liviano posible –aunque nosotros hubiéramos elegido la 34 SC por su mayor solidez-. La suma de puesto de mandos, horquilla y rueda hace que el tren delantero sea tremendamente rápido de mover y colocar donde quieres, de esos que te hacen el caballito con suma facilidad.

Quizás los más obsesionado con batir récords de peso tengan un pequeño margen en sillín y puños, aunque tanto los GA20 como el SR10 Pro Carbon ambos de Ergon, nos han parecido muy cómodos cada uno en su respectiva categoría.
Enfoque súper escalador
Algunas bicis de XC modernas, con sistemas de suspensión muy activos, no siempre terminan de encajar con las expectativas de muchos corredores que buscan una trasera firme y eficiente en todo momento.

En la Lux, por cómo está configurada su bieleta y toda la cinemática, la eficacia de pedaleo es excelente, ya que cuenta con un punto de inflexión hacia la zona de sag que cuesta un poco vencer, por tanto tiende a mostrarse muy estable en el pedaleo. Incluso con presiones muy bajas en su amortiguador, de hecho otra característica que refleja cómo funciona el sistema es que su amortiguador trabaja con presiones muy bajas. En el caso de este probador, por debajo de 100 psi para unos 69 kg de peso.

Con la misma, no es uno de los sistemas más capaces a la hora de los descensos en materia de absorción. Aunque trabaja correctamente y el Fox DPS muestra bastante capacidad, se nota un tacto algo más firme y menos “tragón” que en otras bicis de características similares, nunca hemos experimentado un exceso de hundimiento ni siquiera buscándolo, de hecho es difícil llegar al final del recorrido.

Respecto a su geometría, se ha actualizado lo suficiente como para ser una geometría moderna pero manteniéndose entre las geometrías actuales más bien conservadoras.

Así, es 1,5º más abierta que antes en la dirección (68.5º), se mantiene en unas cotas bastante comedidas si comparamos a las cifras cada día más habituales en el XC. Enfatiza más por tanto los aspectos escaladores, con un tubo de sillín muy vertical con 75º, y si a eso sumamos el comportamiento de la suspensión, nos encontramos con una Canyon que nos dibuja una sonrisa muy amplia cuando se trata de acelerar en mitad de un repecho, pista o senda más técnica.

Aprietas las bielas y notas cómo todo el tren trasero responde rápido y sin “flaneos” de ningún tipo, notándose muy estable de atrás y también muy rígida gracias a la construcción del cuadro. Las zonas de pedaleo en llano “moviendo vatios” cuando vamos concentrados en ganar metros en cada pedalada, no nos piden bloquear el amortiguador para evitar que cualquier pérdida de potencia por pequeña que fuese, cosa que no siempre pasa en los sistemas de suspensión de XC. De hecho, a priori el que la Lux lleve un mando de bloqueo de dos posiciones en lugar de tres, nos parecía un inconveniente respecto a otras bicis que sí utilizan tres niveles de dureza del hidráulico. Pero sobre la marcha, realmente nunca hemos echado de menos una posición intermedia, ya que no se experimenta un hundimiento excesivo atrás ni un vaivén que nos incomode.

Ha entrado por derecho propio en nuestra lista de bicis con mayor Pedigree de carreras, junto a otras como la Trek Supercaliber , la Giant Anhtem con tecnología Live Valve de Fox o la Wilier Urta SLR. Cuando el terreno se pone pedregoso o excesivamente técnico, vale que no tenemos la trasera que más facilidad ofrece a la hora de aprovechar todo su recorrido, pero gracias a que llevamos unos neumáticos con bastante balón montados sobre unas llantas de 30 mm de ancho, se gana un extra de estabilidad que nos permite controlar la bici y jugar con ella con bastantes reservas antes de encontrar sus límites.

Tan solo una tija telescópica y quizás, una horquilla con barras de 34 mm como la Fox 34 SC se nos ocurren para mejorarla o al menos, adaptarla a usuarios no tan Racing como los que propone Canyon con el montaje de fábrica; Salvando estos detalles, estamos ante una bici rápida como pocas, atractiva por lo limpio y discreto de su cuadro, y también con una ligereza que enamora.
Más información en la web de Canyon