Esta restauración comenzó, no como suele ser habitual, por el cuadro, sino que su propietario fue obteniendo otras piezas periféricas antes de poder dar forma al proyecto. Por ejemplo, las ruedas, unas Mavic, llegaron a su propiedad antes que el cuadro Trek.

Jorge Cantalicio ya pasó por esta sección hace unos meses, y nos cuenta cómo comenzó este proyecto de Trek 9.8 OCLV: “Yo buscaba el modelo de 2002-2003, con estos colores. Había visto la bici por primera vez al natural en la Copa del Mundo de Madrid en la Casa de Campo, que era la utilizada por Roland Green, el vigente Campeón del Mundo en ese momento. El canadiense consiguió batir en el embarrado Mundial de Kaprun 2002 a Thomas Frischknecht, un especialista en barro y ciclocross y mi objetivo pasó a ser conseguir la bici con los colores usados en aquella temporada por el equipo oficial Trek-VW”.

Lo primero que consiguió fueron las ruedas, unas espectaculares Mavic CrossMax de segunda generación, que el propio Jorge nos describe: “Estas ruedas tienen 18 radios delante y 20 detrás, sigue siendo muy ligeras, apenas 1.500 gramos, y ya eran tubeless en 2002. Cuentan con los radios planos, y el sistema de dos trinquetes ITS 2 de Mavic, además de los aros con recubrimiento cerámico para mejorar la frenada de los v-brake, unas ruedas de Fórmula 1 en esos momentos”.

Hoy en día la bici sigue siendo 100% utilizable, y Jorge la desempolva de vez en cuando para recuperar las sensaciones de una bici con ruedas de 26”: “La bici la estrené una vez acabada en el circuito de Copa del Mundo de la Casa de Campo, y me gusta sentir las diferencias respecto a las bicis de hoy cuando te subes en una de las mejores bicis del mundo de hace 20 años. Es muy reactiva y acelera de forma espectacular, en llano no avanza como una bici con ruedas de 29”, pero es una pura sangre de carreras. Su única limitación, el estrecho manillar”.

Las formas del cuadro, muy orgánicas, con una zona de la dirección muy redondeada, al igual que todas sus uniones -el cuadro está formado por tres grandes racores en dirección, pedalier y zona de sillín- es un ejemplo del buen hacer de Trek con las fibras, material en el que fueron pioneros con su propia línea de producción en USA. Seguramente, ni el propio Roland Green o Alison Sydor, las dos estrellas del equipo Trek-Volkswagen en aquellos años, tienen en su poder una OCLV en tan buen estado como esta 9.8 de Jorge Cantalicio.

Esta versión del grupo Shimano XTR es la 952, una edición mejorada sobre la original de 1996, ya con 9 coronas (Mega- Nine) y otras pequeñas mejoras respecto al 950.

No es fácil encontrar horquillas RockShox SID Race Titanium como esta, con las barras en un color dorado para reducir la fricción, un color que años más tarde se “apropiaría” su principal rival para sus modelos tope de gama.

Los paralelogramos en los frenos v-brake tenían como función que al aproximarse la zapata a la llanta, ésta lo hiciera de manera plana obteniendo el mayor contacto posible con la llanta, en este caso con recubrimiento cerámico.

Los topes de las fundas de freno y cambio iban pegados y remachados a la fibra de carbono, que se podían ver en otros cuadros de Trek, como las Y de fibra de carbono.


Una de las variaciones de los pedales Shimano que la firma japonesa realizó buscando una mejora en la evacuación del barro, una de los puntos débiles de este sistema frente a algunos de sus competidores.

Espectaculares ruedas Mavic CrossMax de segunda generación, con 18 radios planos en la rueda delantera y 20 radios en la rueda trasera. Junto a Michelin y Hutchinson, desarrollaron las primeras ruedas para tubeless, algo que hoy en día es un estandar en la industria.

La fibra de carbono permitía diferentes formas en todo el cuadro, como en la zona del pedalier para incorporar la abrazadera del desviador. Las instalaciones de Trek en Wisconsin fueron pioneras en la industria en el manejo, evolución y fabricación de las fibras.

Los neumáticos Michelin JET S con un mínimo taqueado para circuitos rápidos donde la velocidad era prioritaria. Su desgaste era tan rápido que eran muy apreciados por los corredores pros (los que no tenían que pagarlos, y en algunos casos como Jose Antonio Hermida podía usar alguno usado para mejorar la tracción de las suelas de sus zapatillas Sidi que utlizaba en aquellos años) y no tanto por los que tenían que pasar por caja cada poco tiempo, aunque su agarre en algunas versiones era muy bueno.


La versión HC de los cuadros OCLV era más resistente que sus homónimos de carretera, con refuerzos puntuales para las exigencias del mountain bike. Un punto al que Trek le dedicaba especial atención era al tubo diagonal en su parte inferior, y también a las vainas, una zona del cuadro delicada ante posibles enganchones de la cadena.


