Si nos atenemos a una cuestión meramente física, el torque es la fuerza que aplicamos sobre un vector, creando así un momento de fuerza que genera un movimiento rotacional.
Pura física
Aplicado a la dinámica del ciclismo diremos por tanto que el torque es la fuerza que aplicamos sobre la biela, provocando el movimiento circular de ésta. De hecho, los potenciómetros calculan la potencia a partir de la medición del torque que aplicamos en la biela multiplicándolo por la cadencia (fuerza por velocidad, siendo la velocidad en este caso la cadencia o cantidad de revoluciones por minuto.)
Es evidente que el torque es fundamental en el rendimiento en el ciclismo, pues representa nuestra capacidad de mover las bielas. Cuánta más fuerza, cuánto más torque somos capaces de generar, más rápido, sobre el papel, podemos ir sobre la bici.
El torque se mide en Newtons por metro (Nm), y hoy en día, gracias a los potenciómetros podemos medirlos en tiempo real desde la pantalla de nuestro GPS y a posteriori, desde diversos softwares de análisis del rendimiento.

¿Cómo lo interpreto?
Lo primero que hay que entender del torque y de las cifras que arroja mientras pedaleamos es que está condicionado, primero, por la capacidad de tus músculos para generar fuerza, por tanto, un adecuado trabajo en el gimnasio o sobre la bicicleta puede ser el mejor punto de partida para tratar de mejorar los N/m que producen tus piernas en el pedaleo. Pero también está condicionado por la cadencia, pues la ésta determina el tiempo del que disponemos, en cada golpe de pedal, para aplicar fuerza. A mayor tiempo disponible para aplicar fuerza, para generar torque, más altos serán los N/m, a más alta sea la cadencia, menos tiempo disponemos para aplicar fuerza, y por tanto, los niveles de torque suelen ser más bajos.
Esto resulta fundamental si queremos hacer un seguimiento de nuestra evolución, de nuestra capacidad de generar fuerza y torque. Si somos capaces de aumentar el torque con un mismo desarrollo, con una misma resistencia, habremos mejorado nuestro rendimiento. La consecuencia sería, por tanto, que con el mismo desarrollo, si aplicamos más torque, generamos más N/m, deberíamos ser capaces de aumentar la cadencia, pues podemos generar más velocidad de las bielas.
¿Cómo se trabaja?
A día de hoy, no hay demasiada evidencia científica de los beneficios que aporta el trabajo específico de torque, entendido este como el entrenamiento interválico con altas resistencias y bajas cadencias, a pesar de que es muy utilizado en ciclistas. De todos modos, este método de realizar intervalos con una desarrollo muy duro nos sirve para estructurar y cuantificar el tiempo que trabajamos a rangos altos de torque, suponiendo un estímulo para mejorarlo. El hecho de entrenarlo de manera estructurada nos facilita establecer progresiones de tiempo, para ir aumentando el tiempo de trabajo paulatinamente.
Llevar a cabo intervalos de 1 a 5’ por ejemplo, aumentando progresivamente, con cadencias que no superen las 50 rpm, por ejemplo, realizando el máximo esfuerzo muscular puede ser una manera razonable y efectiva de trabajar el torque e intentar mejorar nuestra aplicación de fuerza sobre los pedales.