Cuando estrenamos un neumático tubeless, o cuando nos pasamos del sistema de cámara a tubeless por vez primera con un sistema compatible, hay un momento crítico que con frecuencia es la diferencia entre el éxito o el fracaso. En artículos más extensos ya hemos tratado acerca del procedimiento para montar adecuadamente un tubeless, como éste, ahora nos centraremos en ese punto clave, que es cuando inflamos por primera vez, en lo que se llama el talonado del neumático.
El momento en el que, con todo correcto, la válvula específica, la llanta correctamente sellada y el neumático montado en la misma, queremos pasar de neumático desinflado a neumático inflado es clave porque normalmente el neumático no está aún asentado en la llanta, dejando así muchos espacios por los que el aire se escapa. La paradoja es que es precisamente el flujo del aire el que hace que el neumático “vaya a su sitio” y se cierren las vías por las que el aire se escapa. Para conseguir vencer este paso se necesita una gran entrada de aire en poco tiempo, o sea, un gran caudal, algo que conseguiremos fácilmente con un compresor, con una bombona de CO2, con una bomba de taller con reservorio de alta presión, o con un tanque de reserva de alta presión como los que existen en el mercado.
Pero, ¿y qué pasa si no tenemos nada de eso?, ¿no vamos a poder hacer el talonado? No desesperes, aquí es donde llega nuestro truco. No es infalible pero tiene muchas posibilidades de funcionar, a nosotros por lo general nos ha funcionado siempre en distintas circunstancias. Sólo necesitas la herramienta para sacar el obús de la válvula (la que necesitarías para recambiar el líquido sellante) y una bomba de taller en la que puedas desmontar la boquilla, algo habitual.

El objetivo es aumentar el caudal o flujo de aire y para eso lo mejor es quitar el obús de la válvula.

Lo malo es que con el obus quitado la bomba de taller, con su boquilla estándar, con algunas bombas no te va a sellar correctamente, por eso hemos de dejar el tubo “desnudo” desmontando la boquilla e insertando directamente el tubo en la válvula. Es frecuente que el latiguillo encaje bien en al válvula. Si es más ancho y se escapa el aire puedes arreglarlo con una brida.


De esta manera verás cómo la velocidad al introducir aire aumenta, sólo necesitaremos ser ágiles con el bombeo, y habrá bastantes posibilidades de conseguir que el neumático talone. En cuanto lo consigas aprovecha entonces para inflar por encima de la presión habitual hasta que el neumático talone completamente y quede centrado en la llanta (evitando esos molestos “saltos” al montar).

Cuando el neumático haya talonado y quitemos la boquilla de la válvula evidentemente perderemos todo el aire, al estar la válvula sin obús, pero el neumático ya estará talonado y luego podremos inflarlo una vez hayamos recolocado el obús. Antes puedes aprovechar para introducir el líquido sellante mediante una jeringuilla o el propio bote dosificador, si no lo has hecho antes.
Consejo 1: Si no lo consigues, antes de perder la esperanza, prueba a llevar manualmente el neumático lo más a los bordes de la llanta que te sea posible, en ambos lados pellizcando el mismo y traccionando hacia los lados. Eso ayudará para alcanzar el sellado más fácilmente y aumentará las posibilidades de éxito.
Consejo 2: Si por desgracia tu bomba no permite desmontar la boquilla tal vez tengas por ahí alguna bomba vieja que ya no usas y que puedas sacrificar cortando directamente el latiguillo.