No exactamente en todos los casos, pero si en la mayoría de los ciclistas, se pone de manifiesto una discrepancia entre los vatios generados sobre un rodillo que los que medimos en la bicicleta en condiciones outdor, ya sea en bici de carretera o de montaña. No es una diferencia abismal, pero sí significativa y que se detecta a la mínima que prestes atención a la potencia que generas en tus entrenamientos.

Estas diferencias, para un mismo esfuerzo máximo, por ejemplo, suelen oscilar entre el 5 y el 10% dependiendo de los casos, siempre en detrimento del escenario de los vatios, es decir, en rodillo se suele desarrollar entre un 5 y un 10% menos de potencia que en outdoor, pero, ¿por qué ocurre?
Más fatiga postural
En el rodillo la posición suele ser mucho más estática que en una bici en outdoor. Eso provoca una mayor fatiga o que ésta aparezca antes a nivel muscular. Pedalear siempre en la misma posición fatiga más que hacerlo con la posibilidad de ir haciendo pequeñas modificaciones en la postura sobre la bicicleta. Esto se traduce en una menor potencia sobre la bicicleta ante la posibilidad de poder movernos menos sobre ella.
Peor termorregulación
Temperatura más elevada y menor flujo de aire sobre la piel. Estos dos aspectos, frecuentes cuando hacemos ciclismo indoor, son fundamentales en la termorregulación del ciclista, es decir, en su capacidad para evacuar temperatura corporal. Esta temperatura está íntimamente ligada a nuestra capacidad de rendimiento. A medida que nuestra temperatura se eleva, rendimos menos. Entre otros aspectos, por las dificultades y el costo energético que tiene que desempeñar nuestro organismo para tratar de neutralizar ese aumento de temperatura.
Este es otro aspecto por el cual, generalmente, mostramos menos capacidad de imprimir potencia o de manifestar rendimiento sobre el rodillo respecto a condiciones ambientales, más o menos neutras, del exterior. Por ese motivo, además, siempre se recomienda hacer rodillo con un ventilador cerca, bien hidratado y con una temperatura fresca en nuestro entorno.
Menos motivación
Los estímulos como un cambio de rasante, una curva o la propia interacción con el entorno físico nos hace a menudo más llevadero el esfuerzo que si lo hacemos en una situación indoor, con menos estímulos o al menos percibidos como menos reales. Esto provoca que, junto a la mayor sensación de esfuerzo percibida por el calor y por la fatiga muscular, mentalmente suponga más esfuerzo sostener cualquier nivel de potencia o de trabajo respecto al que percibimos pedaleando en el exterior. Eso sin contar la interacción con compañeros o con otros bikers en el ciclismo outdoor.