1. EQUILIBRA EL PESO
Esto es fundamental, ni muy atrás, ni muy delante, simplemente hay que intentar repartir el peso por igual entre ambas ruedas. ¿Cómo? Pues en función de la inclinación tendrás que echarte para adelante, más a mayor pendiente, flexionando los codos y bajando el pecho hacia el manillar, sentándote en la punta del sillín si es necesario. ¿Qué pasa si no centras bien el peso? pues si pones demasiado detrás, perderás dirección en la rueda delantera y puedes llegar a hacer un caballito; si pones demasiado delante, perderás agarre en la trasera y derraparás.
2. ANTICÍPATE
Si la subida es técnica, con raíces o rocas, anticiparse es clave para llegar arriba. Intenta elegir la mejor trazada, mirando siempre hacia delante, nunca la rueda delantera y si llega una raíz o piedra grande podrás anticiparte y esquivarla o hacer el gesto adecuado para superarla.
3. METE LA TERCERA
Hay que elegir el desarrollo adecuado. Lo habás escuchado mil veces: si conduces un coche por nieve, hay que ir en tercera. Pues con las bicis pasa igual. Siempre es mejor quedarse largo que corto, porque si el terreno es resbaladizo (arena suelta, piedras, en mojado…) un desarrollo muy corto provoca que apliquemos un exceso de fuerza sobre la rueda, haciéndola patinar. Resumiendo, nada de meter la reductora a la primera de cambio, mejor una corona más pequeña.
4. SUAVEMENTE…
La consecuencia de llevar un desarrollo más largo es que pedaleemos más suave. Sí, nos costará más esfuerzo, pero lograremos llegar arriba. Por otra parte, hay que controlar la cadencia: si vas a más 80 rpm irás pasado de vueltas, aunque tengas el piñón pequeño seleccionado. Lo ideal es en torno a las 50-60, para no aplicar un exceso de fuerza a la rueda.
5. LA PRESIÓN JUSTA
Encontrar la presión correcta es fundamental. Ya sabemos que un neumático muy duro reduce la resistencia a la rodadura, pero la huella o el contacto con el terreno es menor y esto produce una pérdida de tracción en las subidas. Dependiendo del circuito o la ruta que vayamos a realizar, si cuenta con subidas difíciles o no, habrá que jugar con las presiones e ir probando hasta encontrar el punto de equilibrio. Con menos presión la huella crece, y también el rozamiento y la tracción, facilitando además que el neumático se pueda amoldar a las diferentes irregularidades del terreno.
6. ¡SENTADO!
Esto es bastante lógico: si subes sentado dejas más peso sobre la rueda trasera y aumenta la tracción. Si te pones de pie, descargarás peso de la rueda trasera, aparte de hacer más fuerza sobre los pedales, y si el terreno tiene poco agarre 100% seguro que patinas.
7. EN ABIERTO
Es un error afrontar las subidas con el amortiguador bloqueado. Lo idóneo es situarlo en la posición de pedaleo o intermedia, pero en algunas situaciones incluso en abierto es mejor. Algunos sistemas de suspensión tienen sus limitaciones y en abierto devorar tu energía, pero los mejor diseñados la aprovechan para empujar la rueda contra el suelo y la ganancia en tracción es sorprendente.
8. ¡DE PIE! PERO SÓLO A MEDIAS
Bueno, puedes subir todo el rato de pie siempre que el firme sea uniforme y con buena adherencia, como una pista, pero si es irregular mejor es sentado y sólo levantarse en los momentos clave. Por ejemplo, si de pronto afrontas unas raíz o un escalón, una vez la rueda delantera ha pasado, hay que “ayudar” a la rueda trasera a superarlo. La forma de hacerlo es levantar unos centímetros el trasero del sillín (máximo 10 cm) y acompañar el movimiento con un empujón hacia delante del manillar, dando un impulso a la bicicleta para superarlo.