Repasando, la Nerve AL 9.9 SL, es la tope de gama de este modelo de 29”, con un cuadro de aluminio, peso de 12,3 kg con pedales, 110 mm de recorrido y destinada a un uso all mountain. Lo que viene siendo una bici para todo. Se puede consultar el equipamiento completo en la web de CANYON, pero destacan las suspensiones Fox Float con recubrimiento Kashima, componentes Ritchey WCS y Ergon, bielas de carbono SRAM S2210, cambio SRAM X0 y ruedas Mavic Crossmax SLR. Todo lo mejorcito de cada casa a excepción de unos frenos Avid Elixir 7 Trail, que como veremos más adelante no merman al conjunto.
Llega el fin de semana y llega la salida con mi club de Córdoba, que se declara “salida en mojado” y de enduro del duro. Y yo con bici nueva. ¿Miedo?, no… aunque se me plantea como alternativa tirarme toda la mañana persiguiendo a unos galgos con rígida de carbono. Escojo a los galgos.
La bici me queda como un guante (talla M/17,5”) para mis 1,80 m y me encuentro cómodo desde el primer momento. Por su dirección cónica y ejes pasantes en ambas ruedas era de prever la rigidez que demuestra con las primeras pedaladas. La diferencia de peso con una rígida no es muy alta y, por contra, contar con suspensión trasera aporta un plus de comodidad y una reactividad que seguro se pueden aprovechar en descensos y cambios de giro.
No tardo en darme cuenta de que la posición intermedia de los mandos de las suspensiones será la que mantendré la mayor parte del tiempo. El sistema CTD de Fox viene a aunar al antiguo propedal con tres únicos preajustes en la compresión, lo que suele ser el dial azul. Realmente se nota la diferencia de comportamiento según coloquemos la palanca en la posición “descend”, “trail” o “climb” (CTD=CLIMB, TRAIL, DESCEND). Con la posición “descend”, la primera si no accionamos el mando, el ajuste de compresión está totalmente abierto y el vaivén se deja notar en la suspensión trasera, sin molestar en la horquilla a la hora de pedalear. Por contra, si se acciona totalmente la palanca, el bloqueo es “casi” total y sería recomendable para firmes regulares o con previsión de ponerse de pie sobre la bici. Es por eso que la posición intermedia (“trail”) resulta ideal para pedalear aún notando que no es tan sensible a los baches como lo eran los amortiguadores que solo tenían el sistema de plataforma estable “propedal” de Fox.
A la hora de subir, la rueda trasera apenas pierde tracción en comparación con las dificultades que tienen mis compañeros de bicis rígidas. Es difícil saber qué parte de culpa tiene el taqueado de las cubiertas Continental XKing de 2.2 y qué parte es gracias al sistema de suspensión multi articulado con horst-link (punto de giro en las vainas). Lo que sí queda claro en las primeras bajadas es que esta bici traga y mucho. Da la impresión de tener más de los 110 mm de recorrido que realmente tienen ambas ruedas.
En pasos técnicos lentos me muestro un poco inseguro. Y es que el vertical ángulo de dirección de 70º no ayuda. Si seguimos hablando de medidas, el pedalier y centro de gravedad bajos hacen que sea una bici muy estable yendo rápido. Esto queda patente bajando la popular “cuesta del reventón” en Córdoba. El término no es ciclístico, sino que hace alusión al caballo que reventó tirando del carro del rey Alfonso XIII cuando subía a las ermitas en la sierra a principios del siglo pasado. Es una subida muy concurrida los fines de semana y que personalmente prefiero hacer hacia arriba porque, aunque no tiene demasiada complicación técnica, se va rápido y al ser todo roca es fácil trabarse. Había bajado con rígida de 29” y con doble de 26” pero nunca con doble de 29”. Sirva esta pequeña reseña para afirmar rotundamente que jamás había bajado con tanta seguridad por ahí.
Los frenos Avid Elixir 7 Trail, con discos de 180 mm en ambas ruedas, se han mostrado eficaces en todo momento. Es un tacto progresivo, no tan nítido como el de otras marcas, pero que termina siendo suficientemente potente para asumir cualquier dificultad. Sobre el resto de equipamiento, todo cumple su cometido de hacernos sentir cómodos desde el primer momento teniendo en cuenta que prima la ligereza. Desde el manillar Ritchey de 71 cm hasta el sillín Ergon.
También merece la pena el comentario acerca de la patilla que une el cambio trasero al cuadro. Su función es servir de punto débil para que sea esta pieza la que ceda ante un posible golpe al cambio (y el SRAM X0 no es precisamente barato). En el caso concreto de Canyon no es la patilla la que se doblaría o partiría. Ésta es pequeña y lo que está pensado para romperse es el tornillo que la une al cuadro. No cabe la posibilidad de que se doble. Sin duda es un sistema efectivo y tan solo habría que llevar como repuesto en la mochila el tornillo para la patilla nº21 de Canyon.
CONCLUYENDO
Toca despedirse de este Test Canyon. Se puede pensar en la Nerve AL 9.9 SL como una buena opción para tener el mejor equipamiento por los poco más de 3.000 € que cuesta si se incluyen envío y embalaje. Pero centrarnos en el tema económico sería menospreciar sus cualidades como bici todo uso. La bici en su conjunto no decepciona ni en acabados ni en funcionamiento. Una bici para hacer kilómetros sin importar las dificultades técnicas que encuentres por el camino. Solo queda preguntarse, ¿cómo sería esta bici en carbono?
A FAVOR
Relación calidad/precio difícilmente superable.
Componentes tope de gama y llena de detalles como protecciones para el cuadro y guías para cables.
Funcionamiento de las suspensiones con los mandos Fox CTD.
Versatilidad de uso.
EN CONTRA
El eje trasero Syntace X-12 es de 142 x 12 mm, pero se necesita una llave allen para extraerlo.
Sería bienvenido un único mando en el manillar para horquilla y amortiguador.
TEST DE USUARIOS CANYON NERVE AL 9.9 SL: PRIMERAS IMPRESIONES