Prueba Scott Spark 900 Premium

Scott es una de las marcas que apuestan por la polivalencia por encima de todo, logrando cubrir con una sola bici las necesidades de quienes buscan una máquina para hacer rutas y divertirse pero también para los que quieren ir de carreras.

Redacción de BIKE. Fotos: G. Manera

Prueba Scott Spark 900 Premium
Prueba Scott Spark 900 Premium

Scott siempre nos ha deleitado con unos cuadros superligeros, y el de la Spark no iba a ser menos, dando como resultado final una bici de poco más de 10,3 kg incluso atreviéndose a montar un triple plato. Es la consecuencia de emplear la tecnología IMP, un monocasco formado mediante moldes internos y con el acabado final NET, que prescinde de las capas externas decorativas. Estos dos procesos son una manera de eliminar todo lo innecesario en el cuadro, todo el material que solo añade peso.

Scott además ha desarrollado junto a DT Swiss su propio amortiguador, el Nude 2, con tres posiciones que modificamos desde el mando Twin Lock. Bloqueo, 70 mm o 100 mm, logrando una bici más rápida y firme en el pedaleo en la posición intermedia, donde aumenta ligeramente la curva de compresión, o más lineal, absorbente y tragona en la posición abierta. Además el bloqueo completo (del amortiguador, no así de la horquilla) siempre es un buen recurso para los tramos de asfalto o para cuando vamos justos de fuerzas y cualquier ayuda es poca. El eje trasero es de 12x142 mm, el criterio más acertado para estas bicis, aunque incluye de serie unas punteras intercambiables para poder montar una rueda trasera de cierre convencional o de 12x135mm. Otros detalles como el guiado interno de todos los cables menos el del freno trasero, el pedalier integrado, la tabla de presiones del amortiguador visible en el cuadro o la geometría modificable hacen que en general Scott alcance el sobresaliente. La posición sobre la Spark no es nada radical, aunque podemos bajar bastante la altura del puesto de mandos gracias a la corta pipa de dirección.

El montaje que hemos puesto a prueba es un tope de gama aunque aún hay otro por encima, la versión SL, casi déntica pero montada con la transmisión SRAM XX1, frenos Avid XX y horquilla RockShox SID, una bici que mejora más el peso de la Premium y más enfocada a quienes piensan en la competición. El “full” XTR que nosotros hemos probado no tiene absolutamente ninguna objeción (si lo puedes pagar, claro), con un disco delantero de 180 mm que nos detiene justo donde queremos y un trile plato que aún no cae en el olvido. Dado el precio de la bici, los más exigentes quizás echen de menos el recubrimiento Kashima de la horquilla Fox Factory Series, el máximo exponente que existe en la marca Fox.

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