Focus hasta ahora no había hecho mucho ruido en el sector del Enduro con su antigua Project, pero con el pretexto de la “revolución 27,5” (y lo ponemos entre comillas por tratarse de una revolución más mercantil que tecnológica), nos ha sorprendido a todos con la Sam. Una sorpresa bienvenida por atreverse a crear una bici con una geometría muy arriesgada, que sobre el papel promete unas aptitudes en los descensos extraordinarias, y que además no merma la capacidad de pedaleo para llegar hasta cualquier cumbre holgadamente. De la Project solo mantiene un ligero parecido en la configuración de vainas y tirantes, empleando una articulación alta, todo lo demás es completamente nuevo.
NUEVAS COTAS
Indudablemente llama la atención su perfil alargado, ya que han llevado al límite la geometría que está implantándose en las bicis de Enduro modernas, con cierta inspiración en la Forward Geometry de Mondraker. Medida entre sillín y dirección muy amplia (llamado “Reach”) con un tubo superior de 598 mm, ángulo de dirección muy abierto (65,2º, casi como el de una bici de Descenso), pedalier bajo y tubo de sillín super vertical (74.8º) para que la transferencia de la pedalada sea óptima. Bien desarrollada, que no es nada fácil, puede ser una geometría que permita bajar casi como con una bici de descenso y no nos convierta en octogenarios en zonas de pedaleo y subidas, pero dejando claro que está más enfocada a las competiciones de Enduro que a las rutas tranquilas de los domingos.
Además de la geometría, las suspensiones lineales son otro de los factores claves en las bicis de Enduro actuales; Focus ha desarrollado un sistema de suspesión más simple que sus antecesores, ahora ejerciendo una palanca más directa (y simple) contra el amortiguador, y haciendo que éste último tenga un mayor grado de responsabilidad en el comportamiento de la bici. En el caso de la Sam 1.0 que probamos, el RockShox Monarch Plus, con cámara de aire de gran volumen, consigue un comportamiento lineal, sensible al principio y con una curva de progresividad más acusada hacia el tramo final (entre 1/4 y 1/5 del recorrido total), repuestas que logra gracias a su configuración interna de espaciadores.
En el cuadro han optado por unos tubos de estética clásica, con perfil redondo y con diámetros muy comedidos, nada de sobredimensionamientos exagerados ni perfiles complejos. Será que cada vez se ven menos cuadros de este tipo, pero hay que reconocer que a todo aquel que ha visto la bici le ha encantado, especialmente en combinación con sus colores “góticos”. Cuestión de estética y nostalgia aparte, cuenta con una bieleta principal robusta, fabricada en dos piezas unidas en su parte central con una pareja de tornillos allen, dando como resultado una pieza muy ancha e inflexible. Su unión con el tubo principal y con los tirantes también cuenta con una anchura muy generosa, por lo que asegura ausencia de flexiones. Y por último, en todos los ejes de giro (excepto en la articulación tirantes-vainas) cuenta con un ajuste de la holgura de los rodamientos, al estilo de las direcciones Ahead.
¿Y SI VAMOS A UN MUNDIAL?
El montaje de esta Sam es el propio de las bicis de los Pros en las Enduro World Series, con transmisión SRAM XX1/X01, suspensiones RockShox tope de gama y ruedas Reynolds con aros de carbono. Estas últimas, si bien elevan el precio final, también son responsables de rebajar muchos gramos al peso final de la bici, que por cierto se sitúa en la barrera de los 13 kg, lo cual es muy valorable. Estamos hablando de una bici con un precio de 5.199€, aunque cuenta con dos modelos inferiores, la 3.0 (2.699€) y la 2.0 (3.799€), ambas con un cuadro similar pero con amortiguador Magura, horquilla Fox 34 y transmisión Shimano 2x10.
NEED FOR SPEED
El parecido con una bici de descenso es palpable al montarnos sobre la Sam. El tubo superior es largo y la potencia muy corta, aunque nuestro peso queda muy centrado sobre el pedalier, no sobre la rueda trasera. Esto logra que al pedalear, con un ángulo de tubo de sillín de casi 75º, la bici reaccione rápido y no se sienta lenta de movimientos y aceleración, aunque a la hora de enfrentarnos a subidas, concretamente a las muy pronunciadas, exige que flexionemos los codos y echemos el pecho hacia el frente para ejercer peso sobre la rueda delantera y mejorar el control.
Necesitamos estar muy atentos y anticipar nuestra posición cuando llegan escalones y raíces en estas escaladas, ya que tienden a desplazar la rueda delantera de la trayectoria (nuestras manos quedan muy por detrás del eje de la rueda). Reduciendo el recorrido de la Pike a 120 mm este efecto se mitiga enormemente, verticalizamos la dirección 1,1º (de 65,2 a 66,3º), pero en el modelo más básico de la Sam (el 3.0) esto no será posible ya que su horquilla Fox no posee el sistema TALAS para reducir su recorrido.
Probablemente debido a esto Focus ha desarrollado una pipa de dirección corta (105 mm) y ha instalado un manillar plano en lugar de un doble altura, que sería lo esperable en una bici de Enduro. Todo lo mencionado hace que la distancia entre ejes sea muy elevada, próxima a 1.190 mm en talla M. Por ello la Sam se lleva muy bien con los descensos muy abruptos y salvajes, donde se muestra como una bici casi sin rival en el segmento de los 160 mm de recorrido. En caminos revirados en los que tenemos que estar constantemente acelerando la bici tras la salida de cada curva u obstáculo, es donde se muestra más ralentizada, requiriendo algo más de destreza por parte del biker (frenar menos y aprovechar las inercias, por ejemplo). No obstante y aunque a simple vista parezca lo contrario, sus vainas no son largas para una bici de 160 mm y 27,5” (438 mm), por lo que la trazada en curvas cuando vamos pasados de velocidad es buena y precisa.
La eficacia de pedaleo del sistema de suspensión junto al RockShox Monarch es soprendentemente buena, en oposición a lo que esperábamos de un sistema lineal con un amortiguador de gran volumen. Es cierto que este sistema se lleva mejor con desarrollos cortos (plato pequeño y piñones grandes), donde la cadena, con tiro a la altura del eje principal del basculante, tiende a mantener la suspensión en equlibrio y por tanto sin oscilaciones, por lo que la elección de la transmisión 1x11 le viene ideal. Nos hubiera gustado ver su comportamiento con un 2x10, donde un plato grande quizás tendería a comprimir algo más al amortiguador. El plato por el que han optado, con 32 dientes, se queda algo excesivo en una bici de estas características, ligera pero orientada a terrenos muy abruptos y técnicos.
Y volviendo a las suspensiones, el sistema Rapid Recovery de RockShox (que afecta al rebote, manteniendo más tiempo el hidráulico en extensión) se nota especialmente en la rueda trasera, ya que percibimos cómo tiende a mantenerse pegada al terreno aunque bajemos a gran velocidad. Focus ha logrado sorprendernos agradablemente con la Sam, donde han jugado con fuego en la mesa de diseño pero con un resultado final victorioso, logrando una bici muy potente con la que nos lo podemos pasar muy bien en las veredas.
Focus Sam 2.0 en Test The Best
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