Cuando en la pasada primavera se presentó el disco Shark de Galfer con el que se celebraban los 70 años de historia de la marca, lo cierto es que echamos de menos una versión de 160 mm de recorrido para poder ser usado también en nuestras bicis de Cross Country, ya que solo estaba disponible en 180 mm en adelante -hasta 223 mm-, aunque por aquél entonces la propia marca confesó a la redacción de BIKE una gran probabilidad de lanzar un modelo específico para XC.

Durante todo el otoño e invierno hemos puesto a prueba un juego de discos de 160 mm, y aunque no hemos podido mostrar nada para mantener el secretop a la marca, seguro que los más observadores del material usado por los profesionales ya los habéis detectado entre las bicis de algunos Pros patrocinados por Galfer, como los corredores del Scott Cala Bandida, del Buff Megamo y también del Lapierre Mavic Unity.
Solo 104 gramos
Lógicamente todo el tiempo de desarrollo extra no se ha centrado solo en reducir el tamaño sin más, sino en adaptarlo a los requerimientos de las bicis de XC y XCM, especialmente desde el punto de vista de la competición y sus exigencias empezando por el peso reducido al máximo. Uno de los aspectos que se ha buscado mejorar con estos Shark respecto a otros discos de este segmento es la capacidad de refrigeración, de cara a no experimentar un aumento de temperatura en condiciones muy exigentes como las frenadas al límite habituales en circuitos muy técnicos o en bajadas muy prolongadas, donde todo el exceso de temperatura se transmite al conjunto de pastillas-pistón-aceite y provoca inconsistencias en el tacto.

Por este motivo encontramos esas aletas en la parte interior de la superficie de frenada y que dan nombre a estos discos (Shark, tiburón), ya que está comprobado que precisamente la superficie de frenada que no está en contacto con la pastilla es la que realmente es efectiva a la hora de mantener la temperatura lo más baja posible.

Otro aspecto que difiere también respecto a otros modelos de la gama es la cantidad de orificios de ventilación de su superficie, que en lugar de contar solo con unas ventanas más grandes y que permiten que el disco se mantenga limpio en condiciones de frenadas con suciedad, opta por alternar éstas –y que otorgan el perfinl ondulado original del diseño Wave de Galfer- con otros muchos taladros pequeños. Este diseño logra que las pastillas de freno tengan más vida útil sin restar capacidad de frenada, algo que quienes suelan hacer muchos miles de kilómetros al año especialmente sabrán apreciar por el ahorro que supone.

Por último el grosor del disco es el habitual en la mayoría de discos del mercado, especialmente en diámetros enfocados para XC, con 1.8 mm en lugar de los 2.00 mm que se emplean en los Shark de mayor diámetro para bicis más enfocadas a las bajadas.

Pese a ser un disco de una sola pieza y sin partes de aluminio en su araña como ocurre en otros discos de alta gama, su peso queda muy cerca de los 100 g que es la cifra de referencia, con solo 104 gramos reales que coinciden de lleno con los anunciados por el fabricante.

El acero utilizado en estos discos contiene un alto porcentaje de carbono en su composición, y es una de las muchas claves de Galfer para lograr una capacidad de retener muy buena. Lo cierto es que esta es una característica común a prácticamente todos los discos de la marca y es el motivo por el que los solemos recomendar como uno de las primeras mejoras o “upgrade” respecto a unos frenos de serie, para aquellos que montan discos más económicos y fabricados por estampación o en general para aquellas bicis que no logran toda la potencia que nos gustaría.
¡Cuidado que muerden!
De todo el tiempo que hemos montado con los Galfer Shark si podemos destacar algo que nos haya llamado la atención es la consistencia de la frenada, incluso con bajadas que van más allá del Cross Country y las hemos afrontado con una actitud más “endurera”, un tacto estable y que no varía a lo largo de los kilómetros del descenso, evitando sorpresas. En nuestro caso, los hemos usado junto a unos frenos Shimano XT de doble pistón con las pastillas Shimano semimetálicas originales y hemos montado con ellos en seco y mojado, pero especialmente en condiciones de humedad y barro.

La potencia en general nos ha parecido tan buena que de hecho, estos Galfer son recomendables para aquellos bikers que quieran reducir el diámetro de sus discos a uno inferior –pasar de 180 mm a 160 mm- pero no dan el paso por miedo a perder potencia en el camino.

Aunque ya hemos subrayado su enfoque al XC, su rango de uso también abarca incluso las bicis eléctricas ligeras cada día más frecuentes en el mercado, por eso en su estructura se incluye un orificio para instalar el imán del sensor de velocidad de la rueda trasera de estas bicis.
Su dureza de hecho también es destacable. Una vez bien centrados respecto a las pastillas, no hemos llegado a experimentar en ningún momento ningún roce “parásito”, especialmente aquellos que suelen producirse tras una bajada prolongada y como consecuencia de ligeras desviaciones que llegan a producirse como consecuencia del aumento de la temperatura. Esto se relaciona con la calidad y resistencia del material y a su vez con la capacidad de ventilación que ya hemos detallado antes.

Los Shark de 160 mm se ponen a la venta en la versión de seis tornillos, aunque quienes tengan ruedas con anclaje Center Lock en los bujes también se pueden instalarlos mediante los adaptadores CB001 (sistema universal) y CB003 (sistema AFS de Fulcrum) de Galfer, lo que los hace compatibles con bicis de Gravel.
El precio de los Shark de 160 mm es de 74 euros más IVA (unos 89,54 euros PVP).
Más información sobre estos discos y Galfer, en este enlace.