En una carrera ciclista, como La Vuelta, no importa el número de kilómetros recorridos (3261 tendrá la edición de 2024) ni el número de etapas que ganes, sino el tiempo en el que hayas completado el recorrido. La competición es tan reñida, que a veces el vencedor se decide por milésimas de segundo. De ahí lo fundamental de contar con equipos de precisión tan milimétricos que no dejen lugar a dudas.
Por eso, importantes competiciones como La Vuelta recurren a grandes firmas relojeras para medir con minuciosa exactitud el tiempo en cada etapa. Desde 2016, la encargada de hacerlo en esta clásica e histórica carrera ciclista española es la marca relojera suiza Tissot, que ha presentado una edición especial de su Tissot PR 100 dedicada a esta ya clásica prueba española.
Pero su compromiso con el deporte viene de hace más de 50 años. Nacida en la localidad montañesa de Le Locle en el siglo XIX, la firma de relojes ha sido el cronometrador oficial en otras grandes competiciones ciclistas como el Tour de Francia, el Tour de Normandía, el Tour de Suisse, los Campeonatos Mundiales de Ciclismo UCI y las Copas del Mundo de ciclismo en pista de la UCI. La alianza con La Vuelta ha llevado a Tissot a cronometrar el extenso abanico de pruebas que la componen: desde las etapas de montaña hasta las agónicas llegadas al sprint, donde un corredor puede imponerse a otro por escasas milésimas de segundo.
Cuando el minutero y el segundero no bastan para medir el tiempo
¿Pero cómo se mide exactamente el tiempo en una carrera donde cada milésima de segundo importa y donde, a menudo, los corredores cruzan la meta prácticamente a la vez?
En las primeras ediciones de estas competiciones el tiempo se medía a mano. Con el paso de los años, el cronometraje y la comunicación de los resultados se han vuelto cada vez más complejos, con la tecnología jugando un papel fundamental, pero sin prescindir de controladores humanos que verifiquen esos datos, tiempos y procesos de información. Para ello, Tissot y su colaboradora Swiss Timing, compañía que pertenece también a Swatch Group, han desarrollado diferentes sistemas de precisión basados en la tecnología de la información.
Así, el cronometraje ya no mide solo el tiempo de llegada, sino que establece una sofisticada infraestructura de tecnología que garantiza resultados precisos y fiables. ¿Cómo se logra? A través de sensores que se insertan en las carreteras por las que ruedan los ciclistas. Sus bicis, además, van equipadas con transponedores —un aparato que emite una señal única que se activa y pone en contacto con la sala de control cuando el corredor está a 50 metros de la meta—, lo que permite que puedan ser monitorizadas por un ordenador. Y en la línea de salida y llegada, hay fotocélulas y cámaras de alta precisión que recogen la photo finish que dirimirá, en caso de duda, quién es el vencedor de la etapa.

Estas cámaras graban continuamente captando 10.000 fotogramas por segundo, lo que permite a los jueces y técnicos diseccionar la llegada, asegurar las posiciones y medir los tiempos de una manera absolutamente precisa. Toda la información recogida por esos dispositivos es controlada por ordenadores que disponen, incluso, de fuentes de alimentación de emergencia para evitar posibles interrupciones provocadas por cortes de electricidad. Así pues, todo este complejo sistema de cronometraje capta el transcurso de la carrera al completo y garantiza un flujo continuo de información precisa.
La responsabilidad de Tissot en todo este sistema de medición no se limita a registrar los tiempos y orden de llegada, sino que cubre también la recogida de datos y su diseminación. Su función es proporcionar todas las estadísticas relacionadas con el cronometraje en todo momento: antes, durante y después de la carrera. Y esto es así porque las estadísticas han cobrado una enorme importancia tanto para los seguidores como para los entrenadores, deportistas, comentaristas y medios de comunicación. Toda la carrera, cada prueba que conforma La Vuelta, están marcadas por triunfos, contratiempos y finales no esperados donde todo puede cambiar contra todo pronóstico. Cronometrar cada milésima de segundo marca el ritmo, la tensión, las emociones y la pasión de la carrera.
Asfalto negro, maillot rojo y ruedas: el tiempo homenajea a La Vuelta
Para celebrar el compromiso de Tissot con La Vuelta como cronometrador oficial, la marca suiza ha presentado el Tissot PR 100 La Vuelta Special Edition, un reloj que aúna un diseño elegante y una estética minimalista y que refleja la pasión de los aficionados por esta histórica carrera.

Sus componentes conservan la robustez, precisión y elegancia de los relojes de la marca, con una caja de acero inoxidable de 316L, duradera y resistente, incluso en condiciones extenuantes; el movimiento cronógrafo de cuarzo crono G10.21, que proporciona precisión, y una resistencia al agua de hasta 10 bares (100 metros). Pero lo que hace especial esta edición es su diseño, lleno de guiños a La Vuelta.

Así, el color negro de la carretera por la que ruedan los corredores está presente en la esfera del reloj y en el disco que muestra la fecha. El maillot rojo que identifica al líder se simboliza en el segundero, que, además, tiene la ingeniosa forma de una bicicleta. La textura de los puños de los manillares de las bicis se palpa en la correa bimaterial adicional, que permite al usuario cambiar de un look más serio a uno más informal y deportivo, y el fondo de la caja está grabado con el logotipo de La Vuelta.
Elegancia, deportividad y precisión suiza tan icónicos en el Tissot PR 100 La Vuelta Special Edition como una de las mejores carreras ciclistas del mundo.
