Por alguna razón con el mountain bike, entre todos los “inventos" que llegaron, uno de ellos fue el cierre rápido para la tija de sillín. Ya desde los primeros tiempos, décadas antes de la aparición de las tijas telescópicas, los pioneros del MTB se dieron cuenta de que en las bajadas pronunciadas por la montaña llevar el sillín más bajo aportaba seguridad y velocidad. Por eso se habilitó un cierre rápido para liberar y fijar la tija de sillín sin herramientas, al estilo del cierre de las ruedas, algo que nos ha acompañado hasta hace bien poco.
El invento nos permitía bajar rápidamente el sillín, pero para ello había que bajarse de la bici, especialmente cuando queríamos ponerlo de nuevo “en su sitio" una vez se terminaba la bajada. Este engorro hizo que a la hora de la verdad no fuera un recurso que se utilizara demasiado.
Entonces apareció el Hite Rite de Breeze&Angel (Joe Breeze fue uno de los constructores pioneros de la era dorada de las pequeñas marcas americanas). Se trataba en esencia de un muelle colocado en un extremo en el cierre de sillín y abrazado en el otro extremo a la propia tija, que tenía una doble función: en primer lugar cuando soltábamos el cierre rápido de la tija podíamos bajar el sillín, que bajaba centrado con el cuadro, sin girarse, y entonces ahí lo bloqueábamos de nuevo. Por otra parte cuando queríamos volver a la posición original, soltábamos de nuevo el cierre y la tija se extendía hasta la posición de reposo del muelle, o sea, la posición alta del sillín. Ahí teníamos que bloquear de nuevo.
Algo habíamos mejorado, podíamos subir y bajar el sillín en marcha (con algo de práctica y habilidad), sin embargo todavía era un poco engorroso y requería un dominio mínimo del mecanismo y de la bici. Para solventar eso, el pequeño constructor de accesorios IRD llegó a diseñar un algo aparatoso sistema de bloqueo remoto del sillín accionable desde el manillar, con lo cual ya teníamos en esencia el mecanismo básico y rudimentario de lo que hoy es una tija telescópica.
El invento, sin embargo, no llegó a triunfar y fue olvidado a comienzos de los años 90. Tuvieron que pasar muchos años para que la idea de bajar el sillín de manera cómoda y en marcha volviera con el nacimiento de las tijas telescópicas.
