Cómo hacerlos
De todos los tipos de estiramientos que existen, en cuanto a la mecánica de su ejecución, se sabe que los estiramientos pasivos o estáticos son los más adecuados para un deportista de resistencia, como lo es el ciclista, que busque mejorar su movilidad articular.
Otro tipo de estiramientos como los dinámicos o balísticos, ente otros, tienen otros efectos como una mayor activación de determinados reflejos musculares que pueden favorecer en acciones vinculadas a deportes más explosivos, como el sprint o los saltos.
Por tanto, si nos referimos a actividades como el ciclismo en general o el mountain bike en particular los estiramientos más coherentes son los pasivos (sin movimientos, ni rebotes mientras se ejecutan) ligeramente forzados y sin dolor en el estiramiento. La mayor parte de estudios realizados al respecto asocian los mayores beneficios en cuanto a mejora de la movilidad articular para estiramientos pasivos de 30 a 45 segundos.
Cuándo hacerlos
Aunque muchos ciclistas tienen todavía el hábito o la creencia en todo caso de realizar estiramientos justo al acabar de montar en bici, hay que tener en cuenta que el estiramiento, aún siendo suave, supone un estímulo estresante para el tejido muscular. Esta circunstancia nos sugiere que los estiramientos post sesión de bicicleta no hacen más que incrementar la carga de ese entrenamiento y por tanto, son sólo aconsejables en ese momento cuando la salida o entrenamiento en bici es realmente suave.

Para evitar este exceso de carga o estrés muscular por hacer los estiramientos después de montar en bici se deberían realizar sesiones de estiramiento aisladas de cualquier otra actividad física previa. Dedicando algunos minutos previos a un cierto calentamiento con ejercicios que movilicen los grupos musculares que implicaremos después en los estiramientos. De esta manera conseguiremos una sesión que no interfiere en nuestra recuperación tras montar en bici y que potencia sus beneficios en cuanto a la mejora de la flexibilidad.
Por qué hacerlos
Este es quizás uno de los temas más comprometidos en la encrucijada de los estiramientos y su finalidad.
La extensa bibliografía científica que los ha estudiado a lo largo de los años parece concluir con total fundamento que los estiramientos ayudan a ampliar el rango de movilidad de las articulaciones, al favorecer la elongación y relajación de los músculos. Este beneficio, per sé, ya es muy interesante para deportistas como los ciclistas, que en ocasiones adoptan posiciones inadecuadas o comprometidas para su anatomía por una escasa flexibilidad en su parte baja de la espalda o en los isquiotibiales, por nombrar algunos de los casos más comunes. Adoptar una mejor posición en la bicicleta incurre en un retraso en la aparición de la fatiga y, a la postre, un mejor rendimiento.
Otras cuestiones como son la prevención de lesiones musculares o una recuperación más rápida post esfuerzo parecen tener algo menos de consistencia si revisamos los estudios que han tratado sobre ello. Esto no significa que, de manera rotunda, no tiengan un cierto efecto positivo sobre estos factores, pero sí que parece que los efectos son menos contundentes o relevantes si lo comparamos sobre el efecto de la mejora de la movilidad articular o flexibilidad del atleta.