3 bikers que bajaron del cielo

En la década de los 2000 estuvieron en lo más alto y pasaron de las luces a las sombras…

Héctor Ruiz

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La época de finales de los 90 y la primera mitad de los 2000 nos trajo multitud de grandes corredores en Cross Country que aún a día de hoy siguen presentes de una forma u otra en el mundo del Mountain Bike y de la competición. Bart Brentjens, Thomas Frischknecht, Cadel Evans, Julien Absalon, Jose Antonio Hermida… algunos de los nombres que más admiramos y que prácticamente todo aficionado a este deporte debe conocer, ya que han escrito nuestra historia con letras de oro. Pero no todos los protagonistas de esta época dejaron un poso histórico del que poder presumir para el resto de los tiempos, hubo otros que, por diversos motivos oscurecieron sus carreras o acabaron despareciendo de los ruedos del Mountain Bike. Hubo más, pero estos son 3 de los que hemos destacado:

1. Miguel Martínez

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En su día fue uno de los bikers más queridos del XC y en realidad sigue siendo muy estimado por sus fans. Recuerdo la Copa del Mundo de Meribel (Francia) en 2014, la final del Campeonato de aquél año, cada vez que “Little Mig” pasaba frente al público éste enloquecía animándole tanto o más que a la cabeza de carrera, quienes iban ya bastante lejos. Y es que este francés de ascendencia española será recordado por su etapa gloriosa más allá de haber experimentado unos años turbulentos.

Antes incluso de militar en el equipo Sunn (primero Sunn-Chipie, luego Sunn-Nike y luego Sunn-UN) en el que creció como biker, persona y personaje mediático, ya ganaba Mundiales, llevándose el de Kirchzarten en 1994 en categoría junior. Los años posteriores en el codiciado equipo francés al que luego le seguiría la escuadra italiana Full-Dynamix,  le sirvieron para ganar multitud de galones, como el bronce en las Olimpiadas de Atlanta’96 (en el debut del Cross Country como deporte olímpico), medallas en Copas del Mundo y pódium en la general durante un par de temporadas y por supuesto, también medallas en los Campeonatos del Mundo en categoría, luchando de tú a tú con figuras de peso como Cadel Evans (su gran rival durante esos años y su compañero años después en la carretera), Rasmussen o Brentjens.

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El año 2000 sería el máximo exponente de su carrera, donde ganó la general de la Copa del Mundo, los Mundiales de Sierra Nevada y para postre, los JJOO de Sídney. Un triplete que confirmó su enorme potencial. El año siguiente fue un punto de inflexión en su carrera, más baja de resultados como consecuencia de una motivación muy clara: pasarse a la carretera, mundo que le hacía ojitos y en el que quería emular los logros de su padre en el Tour de Francia, Mariano Martínez.

No tardó mucho en mudarse al equipo Mapei-Quick Step en 2002, mientras aún corría en MTB con el Full Dynamix, una situación un tanto compleja y controvertida. De ahí al equipo Phonak, donde los resultados brillaron por su ausencia, comenzando una etapa muy tumultuosa en la que unas temporadas corría en carretera, otras en montaña y en la que además llegó a declarar que su salida de la carretera en 2003 se había producido por la presencia del dopaje en el pelotón internacional.

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Aunque no fue este el episodio más desaprobado. A finales de los 2000 saltó el escándalo: Miguel era acusado y condenado por un caso de maltrato a su mujer, lo que le costó 4 meses de prisión y la salida del equipo con el que acababa de firmar contrato, el Felt International. Posteriormente volvería a reengancharse a la competición de forma intermitente, anunciando varias veces su retirada. Retirada que aún no llega, volviendo en 2013 de la mano del equipo FRM y compitiendo en Copa del Mundo, con un “look” muy renovado y peculiar que no era indiferente para nadie.

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Sin grandes resultados a nivel internacional desde entonces, aunque sí muy puntero en pruebas nacionales de Maratón, XC y Ciclocross, ahora está volcado con la pequeña marca de origen franco-portugués Tropix, con quienes colabora estrechamente y es su imagen. Los últimos años se ha volcado de lleno en el mundo de las bicis eléctricas (sobre una Future Velo, otra pequeña marca francesa), viviendo una segunda -o tercera- juventud, de hecho, ha estrenado la clasificación de los Campeonatos del Mundo de esta modalidad en los pasados Mundiales de Mont Saint-Anne con el 7º puesto. A sus 43 años, Little Mig sigue creciendo.

2. Roland Green

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Hace unas semanas estuve hablando sobre viejas glorias con un amigo que trabaja en la industria de la bici y que al mencionarle a este corredor canadiense su pregunta fue “¿quién es ese tío?”. Lejos de ser una sorpresa, refleja lo efímera que fue la figura de Roland Green, que ascendió rápido hasta alcanzar la gloria y desapareció más rápido aún. No intentes encontrarle en Facebook, ni en Instagram y prácticamente en todo internet. No ha dejado rastro para los aficionados. Ni en su ciudad natal Victoria (capital de la Columbia Británica, Canadá) se encuentra presente, de hecho, entre sus seguidores más fieles ni siquiera se ponen de acuerdo de qué fue de él tras su paso por la competición. Solo quedan recuerdos de sus años gloriosos, especialmente desde el año 2000 cuando hizo plata en los Mundiales de Sierra Nevada, seguidos de los dos oros (cuatro contando las medallas en Team Relay con el equipo canadiense) en Vail (EE.UU) 2001 y Kaprun (Austria) 2002.

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El mundo del dopaje le afectó de rebote y las sospechas de haber utilizado EPO recayeron sobre él por unas declaraciones del polémico Michael Rasmussen, posterior a desvelarse su abuso del dopaje, en las que afirmaba que esta sustancia era usada en el equipo de Canadá. Allí Green defendió los colores de la bandera durante los mismos años junto a otros corredores como Ryder Hesjedal y Chris Sheppard, también ensombrecidos por el dopaje, entrenando y compitiendo juntos además de ser amigos. Green nunca dio positivo por EPO ni se demostró que llegara a usar esta sustancia. Sus compañeros y grandes rivales sí lo hicieron, lo que abría las puertas de la especulación.

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Con un pie casi en el mundo de la carretera en 2003, con intención de correr en el equipo US Postal Service (Green corría en el Wolksvagen-TREK, misma marca que patrocinaba al equipo de Lance Armstrong) dio positivo por corticoesteroides, un medicamento usado habitualmente para paliar los síntomas del asma con inhalador, lo que acabaría ensuciando su nombre, incluso habiendo podido evitar esta situación regulándola como TUE. Aceptó su sanción y tras ella nunca volvió a competir. Para algunos inocente, para otros siempre estará acechado por la sospecha de haber logrado sus títulos haciendo trampas, en una época en la que el EPO ensució muchas carreras y en la que él mismo, si llegó a presenciar el dopaje en sus propios compañeros nunca lo denunció, y se mostraba además muy esquivo con la prensa sobre este tema.

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Según se rumorea, su interés fueron desde siempre las oportunidades financieras, donde invertiría en bienes inmobiliarios el dinero ganado en la alta competición, lo que probablemente le condujo a centrar sus esfuerzos en ello y desentenderse del Mountain Bike. En una entrevista para Cyclingtips en 2016, de las pocas que ha concedido, se evidenció lo poco que sabemos hasta hoy sobre su vida actual: en 2012 sufrió un accidente de coche que casi le cuesta la vida y que le dejó algunas lesiones, y ahora trabaja como soldador en su propio negocio.

Como dato curioso, fue el primer corredor del mundo en subirse a un pódium mundial de XC con una bici de doble suspensión, en Sierra Nevada 2000 con una GT I-Drive.

3. Filip Meirhaeghe

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Su carrera deportiva no fue de las más longevas, pero sí muy intensa en cuanto a resultados y en cuanto a la forma en la que dio fin a la misma, al menos al máximo nivel. Su primer gran resultado fue en los Mundiales de Mont Sainte-Anne en 1998 (la misma sede que se repetía este año 2019) en el que se confirmó como uno de los prodigios a tener en cuenta. Era medalla de bronce, repitiendo éste resultado al año siguiente en Äre (Suecia). Y fue en las Olimpiadas de Sidney en el 2000 donde se confirmaba su talento, con la medalla de plata por detrás de Miguel Martínez y por delante de Christoph Sauser. Aunque la vivió como una decepción, al no ser el ganador.

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Ese año también sería Campeón de Europa en Rhenen. 2º en los Mundiales de 2002 de Kaprun, por fin se proclamaba Campeón del Mundo en 2003 en Lugano (Suiza). Era el hombre de ese momento, a lomos de una siempre infalible e inmaculada  Specialized Epic –iniciando la costumbre de decorarla con los colores de Campeón del Mundo-, de hecho fue la primera vez que una doble suspensión ganaba el oro en un Cto. El Mundo de XC. No había carrera de Copa del Mundo en la que no fuera el favorito. Ha sido 4 veces Campeón de Bélgica y el 7º en el ránking de victorias en Copa del Mundo, engrosando un palmarés y una figura por la que es considerado todo un héroe en su tierra. Una presión que fermentaba y fue elevándose poco a poco, haciendo mella en sus decisiones. Llegó el 2004, año olímpico, y Filip que empezaba a tener algunos altibajos en sus resultados, en un afán de atar todos los cabos posibles terminó consumiendo EPO. Dio positivo los días previos a la Copa del Mundo de Canadá (Calgary) y Filip reconoció haberlo consumido siete semanas antes en Austria. Quería ganar el oro olímpico, el único gran título que le faltaba y quería hacerlo a cualquier precio. Y acabó pagándolo. En ese momento, en la rueda de prensa donde lo reconocía, daba por concluida su carrera deportiva a alto nivel.

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Arrepentido y habiendo aprendido la lección, el belga publicaba años después el libro “Positief” en el que hacía un repaso a su carrera deportiva y su evolución como persona y se confesaba sobre algunas de esas decisiones, incluyendo incluso cómo compró el EPO, siendo para él “como haber ido a una sesión con un psicólogo”. Desgraciadamente el libro solo se ha editado en holandés, así que no hemos tenido ocasión de leerlo. Tras pasar su sanción a principios de 2006 fue poco a poco volviendo a la competición y aunque en su objetivo no descartaba acercarse a un Top 10 de Copa del Mundo, nunca pudo reenganchar su nivel, quedando lejos de los primeros puestos, y retirándose de forma oficial en 2009. Tras su positivo cayó en una depresión bastante profunda que en la actualidad no ha terminado de superar, tal y como comentaba a un diario Belga en 2016. Tras haber estudiado marketing y tener algunos lazos con el mundo de la contabilidad, se ha metido en la política, llegando en 2014 a un asiento en el Parlamento Flamenco. Pero no ha colgado aún las botas de la bici, ejerce también como entrenador de las jóvenes promesas belgas de XCO, un cargo controvertido por su pasado, pero con el que según él mismo pretende transmitir a sus alumnos su historia de bajada a los infiernos que aún a día de hoy le pasa factura, para que ellos no la repitan.

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