Fue en la localidad de Palamós, en Girona y en la prueba Sa Costa Brava en donde tuvimos la oportunidad de probar y tener nuestra primera experiencia con la Specialized Crux, una de las últimas creaciones de Specialized. Una bicicleta que ha sido remodelada por completo ampliando su radio de acción al gravel, una disciplina a la que cada día más se están sumando también muchos bikers, muchos de los que regularmente leen, siguen y ven todo el contenido de BIKE.

Para los amantes de la marca de la S rasgada la denominación Crux no es precisamente nueva. No en vano, durante los últimos años ha sido la denominación de sus bicicletas orientadas exclusivamente para uno de los nichos de mercado más singulares que existen, el ciclocross. Una bici por tanto muy espècífica, explosiva, sólo apta para circuitos encintados y carreras de apenas una hora de duración.
Para gravel, de competición
Ahora la Crux se ha convertido en una bici totalmente diferente. Si bien sigue atendiendo a las necesidades del ciclocross, Specialized la ha concebido para marcar también tendencia y avanzarse, como siempre hacen los californianos, a una de las demandas más incipientes del mercado, el gravel performance. La versión más racing y deportiva de unas de las disciplinas que están revolucionando actualmente la industria de la bicicleta.
El fenómeno gravel nació y evolucionó como una forma de vivir el ciclismo desde el prisma de la aventura. De explorar nuevos territorios y el sosiego de los grandes viajes y travesías. En ese sentido, Specialized ya tiene modelos realmente excepcionales como la Diverge. Una bici en la que prima el confort y la estabilidad necesaria para devorar kilómetros sin soresaltos por todo tipo de pistas y caminos.

Sin embargo, en los últimos tiempos está aflorando la vertiente más competitiva y "performance" del gravel. Infinidad de competicions en Estados Unidos, como la Gravel Unbound están adquiriendo gran popularidad, entre corredores profesionales y aficionados. Además de la reciente noticia de la clebración del que será el primer mundial reconocido por la UCI y unas series mundiales calificatorias de gravel para 2022.

Todo ello da sentido a la aparición de bicis como esta Crux, que viene a sumar la oferta gravel dentro de Specialized pero desde un prisma de la competición, del puro rendimiento. Sin roscas para portabultos, sisn elementos externos de amortiguación, con una geometría más agresiva y un cuadro ultraligero. Ideada para el usuario que prefiera una máquina para correr por pistas más que viajar relajado por ellas.
Crux, ¿Una Aethos para tierra?
Viendo con detenimiento la nueva Crux, nos viene a la cabeza otra de las últimas creaciones de Specialized, la revolucionaria Aethos, su bicicleta de ruta escaladora. Una bici en la que se ha conseguido el cuadro de carretera fabricado en serie más ligero del mundo, 585g en versión S-Works, rompiendo todos los registros en cuanto a ligereza y también rigidez.

La Crux ha seguido los pasos de su hermana Aethos aprovechando buena parte de su tecnología. Haciendo lo propio en cuanto a peso, con un cuadro, el más ligero de su categoría, de 725g en versión S-Works y 825g para la versión inferior. En todo caso y para que no hubiera limitaciones de uso en gravel, se ha optado por dotar a esta Crux del mismo paso de rueda que en la DIverge, que es hasta un máximo de 700x47c ó 650b/2.1''.

Esta Crux evoluciona respecto a su versión anterior, la orientada únicamente para ciclocross, con un stack algo inferior, un poco más de reach y un ángulo de tubo de sillín ligeramente más vertical. En resumen, una bici un poco más larga en su triángulo delantero y un tanto más baja, lo que le permite algo más de estabilidad manteniendo la explosividad que tenía originalmente. Si a eso le añadimos su extrema ligereza, la combinación es explosiva.
Nuestra experiencia
La propuesta de Specialized fue poder probar esta bici en su hábitat natural. En Sa Costa Brava, una prueba de gravel de 109 km y poco más de 1.000 metros de edsnivel acumulado y que discurría por el paradisíaco entorno del l'Ampordà. Con bastante ascenso en los primeros kilómetros, pero con un trazado perfecto para el gravel en sus tres últimos cuartos de recorrido, repletos de pistas rápidas que piden a gritos una bici rápida y rodadora como, sobre el papel, promete ser la nueva Crux.

Specialized puso a nuestra disposición una unidad en talla 56 de la versión COMP, la opción de entrada de gama. una bici de 4.000 euros como precio recomendado. Lo cierto es que el equipamiento de esta Crux COMP no hace justicia a toda la tecnología que atesora el cuadro, pero en todo caso, consideramos que es una excelente opción para acceder al uno de los cuadros más avanzados de su categoría. Sólo el cuadro de esta versión cuesta 3.000 euros. Una bicicleta sobre la que si somos capaces de hacer alguna mejora, como son las ruedas y algún que otro componente, obtendremos una bici de gravel simplemente meterórica.

La Crux Comp que probamos monta una transmisión 1x Rival de SRAM en versión mecánica. (la Crux está preparada para albergar también transmisione s de doble plato electrónicas). Su funcionamiento es correcto. Algo tosco, pero efectivo y rápido como nos tiene acostumbrados ya la compañía de Chicago. El único invconveniente lo encontramos en el sistema Dual Tap de la maneta que puede generar alguna confusión, por el propio sistema de doble pulsado para subir a coronas más grandes y por el tacto duro de la propia maneta. Una circunstancia que además, no ayuda en una bici orientada ala competición como esta, en la que resulta todavía más necesario la rapidez de reacciones y de manejo de los mandos.

El manillar resulta algo estrecho en el diámetro de su agarre central, sobretodo ahora que en los últimos tiempos nos hemos acostumbrados a soluciones sobredimensioandas e integradas. En todo caso, la ergonomía es correcta, con un flare de 12º. Nos encanta su sillín Power por su estabilidad, como siempre nos ocurre con este sillín.

Los neumáticos, son unos Specialized Pathfinder Pro de 38c. Los que monta de estrictamente de serie este modelo. Unos neumáticos que agarran más de lo que visualmente sugieren. Ruedan muy rápido, no olvidemos ue tiene una franja central totalmente lisa que aasí lo permite. Pero unos tacos de perfil bajo en los laterales que permiten un sorprendente apoyo en curvas. El punto débil es sin duda la absorción. Algo que viene condicionado por el escaso balón de esta versión escogida en el montaje de serie. Este mismo neumático en versión de 42 ó incluso 45c cambiaría significativamente el feeling de absorción, tracción y comodidad de esta bicicleta, aunque esto sería ideal sólo si tienes pensado rodar pos pistas pedregosas. Si valoras por encima de todas las cosas la velocidad, probablemente esta medida de 38 sea de las más acertadas.

Las ruedas DT Swiss G540 es quizás uno de los peajes que hay que pagar por tener una Crux por "sólo" 4.000 euros. Son unas ruedas muy correctas, rígidas, que ruedan bien y con buena estética, pero demasiado pesadas para un cuadro de nivel estratosférico como el de la Crux y para un uso de competición. En todo caso, sumplen su función y no echarás en falta otras mejores en tanto en cuanto no vayas a competir con esta bici. Si te pones un dorsal notarás como efectivamente, en subida y en aceleraciones las ruedas se sienten lentas y suponen un cierto handycap.
Así fue la experiencia
El recorrido de Sa Costa Brava, en donde pudios poner a prueba esta Crux COMP fue de lo más completo. Ofrecía un buen tramo de subida durante sus primeros kilómmetros (25 km de ascenso para ser exactos) en donde pudimos comprobar la capacidad escaladora de nuestra bici. Bajadas de pista algo rotas y pedregosas y en su mayor parte, pistas con poco desnivel rápidas y con buen piso donde sacar el máximo rendimiento a una bici de gravel como esta.

En el tramo de subida inicial la geometría pedía dar vatios sobre los pedales, además de percibir la riigidez y reactividad del cuadro. Un comportamiento excepcional que sólo quedaba sensiblemente empañado por el peso de las ruedas. La posición de pedaleo sin embargo, nos pareció de lo más eficiente para subir y exprimirse durante un largo periodo de tiempo como hicimos, algo a lo que la esabilidad de la zona delantera del sillín Power también ayuda, imprescindible cuando vas pedaleando sobre la punta de este.

La Crux no es una bicileta ideada para el máximo confort. Por eso, en las pistas de descenso que nos encontramos en Sa Costa brava, tuvimos que emplearnos a fondo para ir rápido y mantenernos en el camino. Es por estos tramos por lo que a veces nos surge el dilema de si no merece la pena equipar una bici así con algo más de balón en los neumáticos, que aunque nos lastren más en los tramos llanos, nos aportan más confianza y seguridad en pistas complicadas como estas. De todos modos, es una cuestión de que cada usario encuentre su equilibrio, según sus necesidades perssonales, un equilibrio que evidentemente, no puede solucionar el montaje de serie de Specialized, ni de ninguna otra marca o fabricante de bicis.

El resto de recorrido, unos 75 km, fueron una experiencia espectacular. En lo que consideramos que es la esencia del gravel de competición es donde precisamente esta Crux, a pesar del equipamiento de la versión COMP, se comporta de manera fulgurante y adictiva. En pistas bien pisadas la bicicleta corre de manera inexplcable. Acelera a la mínima insinuación sobre los pedales y tiene ese punto de estabilidad y que le aporta un reach algo más largo que su antecesora orientada únicamente a ciclocross. No nos queremos imaginar cómo debe comportarse la versión S-Works con, probablemente, 2 kilos menos de peso y unos materiales, como el carbono en las ruedas, más reactivos y ágiles.