Con el lema “Made for Fun”, Marin ha estado fabricando bicicletas de montaña desde 1986. En la primera gran época del MTB, a principios de los años 90, los californianos se convirtieron en una marca de culto gracias a sus conceptos innovadores. Su modelo más reciente es la renovada Alpine Trail, una enduro pura con 170/160 mm de recorrido. La Alpine Trail apareció por primera vez en 1998, en la era de la suspensión. Para esta prueba, nos invitaron a probar el modelo tope de gama XR AXS, que cuesta alrededor de 5.950 euros. La bicicleta, de aluminio, cuenta con una llamativa pintura retro y un montaje “mullet”: una rueda grande de 29” en la excelente horquilla RockShox Zeb Ultimate en la parte delantera, y una rueda de 27,5” en la parte trasera, acompañada de un amortiguador de muelle. Los frenos y la transmisión electrónica inalámbrica GX Transmission son cortesía de SRAM.
Amortiguador de muelle, cuadro de aluminio robusto y componentes de enduro: la Alpine Trail no sólo destaca por su estilo, sino también por su agresividad.
Además de una protección extensa en el cuadro, tanto en el tubo inferior como en la vaina, la Alpine Trail incluye la “Bear Box”, un compartimento de almacenamiento en el tubo inferior con un mecanismo intuitivo. Destaca la gran capacidad de ajuste en la geometría, con hasta doce configuraciones diferentes gracias a dos Flip-Chips y cazoletas de dirección intercambiables. Probamos la bicicleta con un ángulo de dirección neutro de 63°. Dejamos el Flip-Chip de la vaina en la posición larga, dando una longitud de 442 mm. El “reach” en talla L es de 485 mm, y el tubo del sillín es corto, mientras que la distancia entre ejes es generosa, casi 1300 mm. Esto otorga una gran estabilidad en líneas rectas y en terrenos técnicos: cuanto más rápido y accidentado, más firme se siente la Marin. La parte trasera está bien equilibrada y parece absorber los impactos antes de que se sientan.

Aun así, la bicicleta no es especialmente ágil, incluso ajustando la geometría para un manejo más vivo, pues pesa casi 18 kilos, comparable a los primeros modelos de e-MTB ligeros. En subida, el peso también se nota, aunque el amortiguador tiene una control de plataforma que estabiliza la parte trasera y la hace más eficiente.
CONCLUSIÓN
La Alpine Trail hace honor a su nombre y se desenvuelve con solidez incluso en los terrenos más difíciles. Es una bicicleta atractiva, robusta y con múltiples ajustes, aunque trae consigo un peso considerable.
Lo mejor:
- Potente y extremadamente estable para enduro
- Cuadro de aluminio de alta calidad
- Equipamiento de muy buen nivel
- Suspensión con gran capacidad de absorción
A mejorar:
- Muy pesada
- Menos ágil y juguetona
FICHA TÉCNICA
- Motor: RockShox Zeb Ultimate.
- Amortiguador: RockShox Super Deluxe Coil Ultimate.
- Transmisión: 1 x 12 velocidades, 32:10–52 dientes, cambio, mando, cassette y biela SRAM GX Transmission.
- Frenos: SRAM Code Bronze Stealth (200/200 mm).
- Ruedas: Formula/Marin.
- Neumáticos: Maxxis Assegai Exo+/DD Maxx Grip 29/27,5 x 2,5”.
- Tija telescópica: Tranz X YSP39 (170 mm).
NACIDA EN LA CUNA DEL CICLISMO DE MONTAÑA
Pocas marcas llevan la historia del MTB en su nombre como Marin. Después de todo, el Monte Tamalpais, en la península de Marin County frente a San Francisco, es considerado el lugar de nacimiento de las bicicletas de montaña. A finales de los años 70, pioneros como Gary Fisher, Joe Breeze, y Charles Kelly organizaron allí las famosas carreras “Repack”. Marin fue fundada en 1986 por Bob Buckley (en la imagen a la derecha, con la Madrone Trail, la primera bicicleta de Marin) y, en 1988, lanzó la primera MTB de titanio, una verdadera sensación en aquel momento. También bicicletas como la F.R.S. (imagen en la parte superior), con suspensión delantera y trasera, convirtieron a Marin en una marca de culto. La primera Alpine Trail apareció en una época de estética algo cuestionable, a finales de los 90, y aún así ha evolucionado hasta convertirse en la belleza que tenemos en nuestra prueba.