Te aseguramos que llevando un buen sistema anti-pinchazos pedalearás años sin preocupaciones, pues estos sistemas reducen drásticamente la probabilidad de sufrir fugas de aire críticas. Por lo general podemos distinguir entre dos sistemas, los que actúan de manera preventiva evitando perforaciones y aquellos que una vez perforada la cubierta o la cámara vuelven a sellarla en cuestión de segundos.
Bandas protectoras
Se trata de una barrera física que emplazamos entre cámara y la cubierta. El principal objetivo es el de impedir que cualquier objeto punzante penetre y provoque el pinchazo. Las hay de distintos materiales; plásticas, de kevlar y hasta de serraje. No aportan un peso excesivo y son efectivas para evitar pequeños pinchos, pero por nuestra experiencia no evitan demasiado bien otros elementos como cristales en la calzada. La instalación es muy sencilla, basta con desmontar la rueda y colocarla. Con el paso de los kilómetros y la torsión que sufren las cubiertas tienden a moverse por lo que pueden perder funcionalidad. Es una buena opción por su precio contenido e ideal para aquellos que les guste rodar. Por contrapartida no protegen los flancos de las ruedas y no serán la mejor opción para quien disfrute de una conducción más agresiva.
Cubiertas reforzadas
Este sistema es fácil de explicar, es una cubierta normal pero con un grosor aumentado sobre todo en la banda de rodadura. Mantiene la estructura de cámara cubierta sin depender de un tercer elemento. Encontramos una amplia oferta en el mercado, todas las marcas que comercializan neumáticos tienen una opción que suelen denominar "hard case". En cuanto a la resistencia, es algo superior a la de una banda protectora, pero encontramos su punto débil en el peso añadido al conjunto que puede llegar en los modelos más robustos casi a 500 g por rueda. Si no nos importa demasiado el factor peso se trata de una buena elección para el cicloturismo y las rutas de larga distancia, nosotros también las montamos en bicicletas de ciudad por su mayor durabilidad. El precio es algo elevado pero a la larga merece la pena.
Cámaras autorreparables
Se trata de una cámara convencional previamente rellena con un líquido reparador de fugas. Probablemente os suene, en la caja de este tipo de cámaras suele aparecer una foto de una cubierta atravesada por clavos y tornillos, esas son. Su precio es más elevado que el de una cámara convencional, pero los resultados son bien distintos. En su interior albergan un compuesto (comúnmente conocido como "moco") que tapona en cuestión de segundos cualquier orificio de un tamaño máximo de 2 mm, por lo que podremos pinchar y seguir pedaleando sin darnos cuenta de que hemos pinchado. Están disponibles en todos los tamaños y con los dos tipos de válvulas. Su elección dependerá en gran medida del uso que le demos a la bicicleta, si la utilizamos mucho por terrenos de monte es probable que económicamente compense la siguiente opción que os presentamos, es la misma idea pero con matices diferentes.
Líquido sellante
Al rellenar una cámara con líquido sellante obtenemos una cámara autorreparable. Entonces… ¿qué diferencia hay con el método anterior? Básicamente es que el proceso de insertar el líquido lo hacemos nosotros. De esta manera tenemos la opción de personalizar la cámara que más nos guste. Es más engorroso pero a la larga es sustancialmente más económico, ya que con un bote de unos 15 € (500 ml) tenemos para 7 u 8 cámaras, mientras que una cámara autorreparable ronda los 6-7 € (si bien es cierto que ya incluye la cámara). Como siempre la elección depende de nuestras preferencias ¿comodidad o ahorro? Nosotros decidimos. Lo que sí tenemos claro es que el concepto de cámara autorreparable y líquido sellante es una de las mejores opciones para salir con la bici de montaña y no volver a casa andando.
Sistema Tubeless
Aunque a muchos os resulte novedoso o incluso desconocido la realidad es que este sistema llegó en 1999 de la mano de Mavic, Michelin y Hutchinson. Desde entonces ha revolucionado por completo el mundo de las dos ruedas y es actualmente el predominante entre los ciclistas más avezados. La cubierta se monta directamente sobre la llanta (como en los coches) y el interior se rellena de líquido sellante para taponar la fuga en caso de pinchazo, el conjunto queda rematado por una válvula completamente estanca. Es el sistema más ligero, uno de los más seguros y el que más permite "jugar" con las presiones del neumático para proporcionar un agarre excepcional. Antes de optar por él debes corroborar si tu llanta permite la instalación. Es muy sencillo "tubelizarte" comprando un kit y siguiendo unos pasos básicos.