Algunas marcas de frenos recomiendan sustituir simultáneamente pastillas y frenos, pero esto es algo que, como se suele decir, “sólo ocurre en las películas”. Aunque seguramente es la mejor opción para asegurar la mejor frenada, esto económicamente es un desembolso importante que no está al alcance de todos para hacerlo con la frecuencia que se cambian unas pastillas.
Puedes cambiar pastillas y mantener los discos, aunque éstos ya tendrán un desgaste en su superficie, ondulaciones o surcos casi inapreciables, y las pastillas nuevas no apoyarán de plano, necesitando un tiempo de rodaje superior para acoplarse perfectamente.
Para saber si los discos han llegado al fin de su vida, hay que medir su grosor con un calibre, y comprobar que aún no han llegado a la medida límite especificada por el fabricante (las medidas varían según la marca) que suele rondar los 1,8mm. Si miden menos, están para cambiar.