El Mountain Bike es una actividad física que se practica en outdoor, en exposición a las condiciones ambientales, con lo que ello conlleva. Por ejemplo, en verano, cuando el calor junto al ejercicio intenso pueden poner en jaque al organismo provocando que aumente nuestra temperatura corporal más allá de los límites tolerables, fisiológicamente hablando.
Nuestro organismo necesita mantenerse estable a unos 37Cº para que todos sus procesos biológicos funcionen correctamente. Para que esto suceda, disponemos de varios mecanismos que contrarrestan los diferentes estímulos o situaciones externas que tiendan a alterar esa temperatura corporal.

La apertura de los poros de la piel, la vasodilatación, el aumento de la frecuencia cardíaca o por supuesto, la sudoración, son algunos de los más importantes a los que recurre nuestro organismo para intentar evacuar el calor que puede acumularse en nuestro cuerpo , tendiendo a elevar esos 37Cº vitales para nuestra estabilidad.
El ciclista con menos condición física es más vulnerable al calor.
Hay que tener en cuenta que todos estos mecanismos son muy eficaces, pero tienen sus limitaciones. Cuando estamos realizando ejercicio muy intenso o muy prolongado y a altas temperaturas corremos el riesgo de colapsarlos y por tanto, perder esa capacidad de evacuar calor. Esta situación supone un elevado riesgo para nosotros, pues un aumento de la temperatura corporal más allá de los 40-41Cº puede provocar consecuencias de extrema gravedad para nuestra salud, en ocasiones, incompatibles con la vida.
Cuidado a partir de los 25Cº
Se tiene evidencia de que a partir de una temperatura ambiental de 25Cº los mecanismos para evacuar calor corporal mientras hacemos ejercicio se activan de manera importante y requieren de un gasto energético significativo. Es una temperatura, por tanto, que puede desencadenar ya un estrés térmico considerable para nuestro organismo y probablemente, el punto de referencia a partir del cual debamos comenzar a tomar ciertas precauciones para evitar un aumento de calor en nuestro cuerpo.
Hay que aclarar que estas precauciones no sólo deben tomarse por quienes compiten o realizan ciclismo con una alta exigencia, también por parte de los usuarios recreacionales. Esto es así por dos motivos:
El primero es porque no sólo la alta intensidad (más común en la competición) provoca todavía más un aumento de temperatura corporal, sino también las largas distancias, es decir, el esfuerzo muy prolongado. Esta última circunstancia es más común, tanto en los ciclistas de competición como en los que no compiten, pero si que hacen largas travesías, viajes o rutas.
El segundo motivo por el cual los bikers recreacionales tienen también que prestar atención a las altas temperaturas y tomar precauciones para combatirlas es que se ha demostrado que los deportistas con menor condición física tienen también menos resistencia al calor y a sus efectos. Con lo cual, son ciclistas más vulnerables en este tipo de situaciones.

Golpe de calor y lipotimia
Estos dos fenómenos son los más comunes a los que podemos llegar si hacemos ejercicio físico sometidos a altas temperaturas. Aunque pueden ir relacionados entre sí, nos gustaría aclarar en qué consiste cada uno, pues pueden darse también por separado.
Golpe de calor
La temperatura y la humedad ambiental elevada junto al ejercicio de alta intensidad pueden desencadenar lo que se conoce por golpe de calor. Esta situación llega cuando nuestra temperatura corporal supera los 40Cº. A esa temperatura comienzan a producirse fallos graves en nuestros mecanismos de termorregulación, los que nos ayudan a mantener una temperatura corporal estable.
El exceso de calor corporal neutraliza la actividad de determinadas células de nuestros órganos, como las de las glándulas sudoríparas, haciéndonos perder la capacidad de sudar, por ejemplo. Esta y otras consecuencias de la destrucción celular puede colapsar nuestro organismo y provocar incluso la muerte entre el 15 y el 25% de los casos.
El golpe de calor es, con diferencia, el trastorno más grave que podemos padecer asociado a las altas temperaturas.
Lipotimia
Este fenómeno hace referencia al desmayo que podemos padecer mientras hacemos ejercicio físico, pedaleando en el caso de los bikers. Se trata de un desmayo repentino y pasajero que sucede en última instancia por una reducción puntual del riego sanguíneo al cerebro.
El origen de la lipotimia sucede por una vasodilatación, un aumento en el diámetro de los vasos sanguíneos, provocado por el calor. Esto conlleva una disminución de la presión arterial y con ello, un menor flujo de sangre a aquellas zonas que no se estén ejercitando de manera predominante durante la actividad física, entre ellas el cerebro.
Es evidente que la lipotimia es menos grave que el golpe de calor, pues no ocurre destrucción celular ni colapso de órganos internos. Sin embargo, hay que considerar la relativa gravedad de las lesiones que pueden derivarse de una pérdida repentina de la consciencia mientras vamos en bicicleta, que comportaría una caída inminente sin además hacer ningún gesto para poder evitarla.
Los síntomas de que algo va mal
Cuando tu cuerpo no es capaz de regular su temperatura, comienzan los problemas. Algunas funciones vitales comienzan a alterarse y empiezan a aparecer algunos síntomas que deberían preocuparte.
Si alguna de estas cosas te ocurren, debes dejar de pedalear, protegerte del calor e intentar refrescarte:
- Alteración e incluso interrupción del sudor.
- Piel caliente, enrojecida y seca o sólo ligeramente húmeda.
- Respiración acelerada.
- Aumento de la frecuencia cardíaca (taquicardia).
- Dolor de cabeza.
- Náuseas y vómitos.
- Falta de claridad mental, desorientación.
- Fatiga intensa.
- Temperatura corporal de 40Cº o superior.
7 pautas para protegerte del calor
1. Ropa lo más transpirable y clara posible. Busca en tu armario o hazte con ropa lo más transpirable y clara posible para aquellos días más calurosos. Actualmente existen infinidad de tejidos técnicos con una elevada capacidad de transpiración que facilitarán la evacuación de calor y evitan que el sudor quede condensado cerca de tu piel.
2. Planificar la ruta, fuentes, sombras. Para exponerte lo menos posible a temperaturas extremas lo más adecuado es que planifiques tu ruta. De esta manera te será más fácil discurrir por un recorrido en que haya más sombra, en el que tengas la certeza de que puedes encontrar fuentes en las que recargar tus bidones, por ejemplo, o la posibilidad de parar a descansar al resguardo del sol en algún pueblo o establecimiento.
3. Hidratación. Aunque habrás leído o escuchado este consejo infinidad de veces, no nos cansaremos de repetirlo. Hidratarse de manera abundante es imprescindible, para que puedas, además de estar más hidratado, regular mejor tu temperatura corporal. Para ello (regulación térmica) es importante también que el agua no esté caliente.
Usa mochila de hidratación y no escatimes ni con el peso ni el número de bidones a transportar en tu bicicleta. Podrías necesitar hasta más de 1L por hora de ejercicio.
4. Moderar la intensidad. Si a las temperaturas extremas del ambiente le añadimos la alta intensidad, que de por sí ya estimula el aumento del calor corporal, podemos estar ante la tormenta perfecta para sufrir un golpe de calor o cualquier otro trastorno asociado a las altas temperaturas. Por eso, olvídate de subir mucho de pulso o de potencia si ese día lo tenías marcado en el calendario. Si hace calor, lo mejor es que reduzcas la intensidad y no te expongas a un riesgo innecesario.
5. La hora del día. Es cierto que entre semana podemos tener algunas dificultades para elegir el momento de salir, pero si es posible, incluso organizándonos mejor el día, deberíamos evitar las horas centrales de los días más calurosos del año. Temprano por la mañana o tarde, casi anocheciendo son momentos muy interesantes para disfrutar de la bicicleta en verano al tiempo que reducimos el riesgo de padecer las consecuencias de las altas temperaturas.
6. Mantener fresca la cabeza. Si estás rodando por una zona o un día muy caluroso procura mantener fresca tu cabeza. Cuando tengas oportunidad de acceder a una fuente o con el agua de tu bidón o mochila, si no está muy caliente. Hacerlo te permitirá una mejor regulación de tu temperatura corporal, pues el centro termorregulador del cuerpo se encuentra en el cerebro.
7. Evitar las quemaduras en la piel. Si no usas protección frente al sol éste puede dañar tu piel quemándola. A todos nos ha ocurrido alguna vez y sabemos que, desde luego, esto altera la capacidad de sudoración e incluso nuestro rendimiento físico. Usar una buena protección solar, al menos de factor 50, mantendrá en óptimas condiciones nuestra piel, recordemos, un órgano fundamental en la regulación de la temperatura corporal gracias a que a través de ella se produce la transpiración o la sudoración.