1> Fijarnos unos objetivos concretos y realizables. Por ejemplo: bajar de 8 horas en El Soplao. O terminarla si es la primera vez que la hacemos y llevamos poco tiempo entrenando en bici.
2> Diseñar un cuadro Excel donde hagamos una mínima organización de los entrenamientos. Cuantas semanas vamos a hacer de fondo, cuantas de series y cuando son las principales marchas o carreras en las que vamos a participar.
3> Llevar un buen registro de los entrenamientos realizados donde anotemos la duración, la intensidad y las sensaciones que vayamos teniendo. Será muy útil para las siguientes temporadas.
4> Entrenar es analizar y analizar es entrenar. Acostúmbrate a medir tu rendimiento cada 6 u 8 semanas con algún método casero. Lo más sencillo es cronometrarse en una subida que tengas cerca de casa.
5> Lleva un registro del peso y la frecuencia cardiaca en reposo.
6> Duerme más. Si no llegas a las 8 horas diarias es posible que no estés en condiciones de recuperarte al 100% de los entrenamientos más exigentes.
7> Polariza la intensidad de los entrenamientos, es decir, ir realmente tranquilo cuando estemos haciendo fondo y apretar a tope cuando toquen hacer series. Ir siempre a la misma intensidad media-alta hace que no progresemos todo lo que podemos.
8> Si todavía no entrenas la fuerza en el gimnasio quizá sea el momento de empezar.
9> ¿Vas cómodo en la bici? ¿Aprovechas bien las fuerzas que aplicas sobre los pedales? Un análisis biomecánico de tu posición puede ser una forma fácil de mejorar tu rendimiento.
10> Si todo esto te resulta muy complejo plantéate la posibilidad de contratar un entrenador. Un Licenciado en Educación Física es el profesional que mejor te podrá ayudar.