Con lesión, ¿aplico frío o calor?

Aunque el ciclismo no es un deporte tan lesivo muscularmente, como sí lo son otros, es cierto a todos nos han recomendado alguna vez aplicarnos calor o frío al estar lesionados o tener algún tipo de molestia muscular, o incluso tras alguna caída y fuerte golpe.

Miguel Ángel Sáez. biketraining.es

Aplicar frío o calor con lesión
Aplicar frío o calor con lesión

¿Pero qué hay de fundamento en ello? ¿Sirve de algo aplicarse temperaturas extremas sobre la piel con una finalidad de atajar o mitigar lesiones? Y lo más importante ¿Es mejor aplicar frío o calor en una lesión?

Para resolverlo, valgan estas líneas de recomendaciones básicas que te van a permitir aplicar el estímulo necesario en cada situación, porque efectivamente, cada uno de ellos es interesante en situaciones bien distintas.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que cada una de estas dos situaciones, frío y calor, tiene unos efectos distintos, opuestos en realidad, sobre el cuerpo humano, eso ya nos hace adivinar que no podemos usar uno u otro indistintamente en el tratamiento de cualquier lesión.

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El frío y sus efectos

En el cuerpo humano, el frío tiende a contraer los tejidos y a reducir el paso sanguíneo. Es precursor de lo que se conoce por vasoconstricción, es decir, el frío reduce el diámetro de los vasos sanguíneos reduciendo, entre otras cosas, también la sensibilidad en la zona afectada.

Esta es la razón por la cual lo más adecuado o recomendable es que apliquemos frío sobre una lesión cuando esta nos provoca una inflamación, algo que generalmente, se produce durante un máximo de 72 horas desde el mismo momento en el que se produce dicha lesión. En este intervalo de tiempo es cuando debemos aplica frío para reducir el dolor y la infamación gracias a la vasoconstricción que hemos mencionado anteriormente.

El frío por tanto, debería aplicarse en las fases agudas de las lesiones, si refieren dolor en inflamación, tales como luxaciones, roturas fibrilares, esguinces, sobrecargas musculares o tendinitis.

El calor y sus efectos

La aplicación de calor provoca en nuestro cuerpo un efecto contrario a la del frío. Lo más destacable es la vasodilatación, es decir, un aumento en el diámetro de los vasos sanguíneos y por tanto, un aumento en la circulación o riego sanguíneo de la zona. El efecto por tanto es el de relajación y de sedación o reducción del dolor.

Apliacr frío o calor con lesión detalle
 

Es importante saber que el calor no debe aplicarse en una lesión cuando todavía tenemos la zona lesionada con inflamación. Por esa razón, el calor debería aplicarse en casi cualquier lesión que nos produzca dolor pero la cual ya no muestre inflamación. Esto se produce, generalmente, pasadas las 72 horas del momento de la lesión. Se puede aplicar calor en lesiones tales como las sobrecargas musculares, espasmos, rigidez, contracturas o patologías crónicas en fase avanzada y tras varios días de lesionarse si persiste el dolor.

Cómo aplicar frío y calor

En ambos casos, tanto para el frío o el calor, no es recomendable aplicarlos directamente sobre la piel, es mejor usar un pañuelo, tela o tejido entre la fuente de temperatura (alta o baja) y la piel. Por otro lado, tampoco se aconseja extender la aplicación por más de 20’ seguidos y tampoco en frecuencias de tiempo inferiores a 2 horas.