Más allá de la bici eléctrica: Probamos la “moto-bike” de Bultaco

A medio camino entre una bicicleta y una moto, la Bultaco Brinco es un vehículo sorprendente concebido principalmente para la diversión y el ocio.

Probamos la Bultaco Brinco
Probamos la Bultaco Brinco

Con 9 campeonatos del mundo de motociclismo detrás, Bultaco, la marca española que comenzara su andadura nada menos que en 1958, ha vivido momentos de la máxima gloria y también penurias. Hace un par de años resurgió con fuerza, con una apuesta clara por la innovación, con un cambio radical de su modelo de negocio pero con la misma pasión de aquella época dorada de las motos que vivieran hace ahora más de 40 años.

El eje de este resurgimiento es su divertidísima Brinco, un original híbrido entre bicicleta y moto, con pedales y con motor eléctrico, con una potencia de máxima de 2 Kw que la impulsa hasta unos brutales 60 km/h y con suspensiones capaces de allanar los descensos más complicados. No es una bicicleta de pedaleo asistido pero tampoco es una moto como tal, es un concepto nuevo que busca lo mejor de los dos mundos.


La energía que la mueve procede de una batería de células de ión litio Samsung que le da vida hasta para casi 100 km por carga en modo Eco (0,8 Kw), combinando con cierto apoyo de pedaleo. En su modo intermedio, Tour (1,5 Kw), te permitirá hacer recorridos de hasta 75 km y usando el Sport (2 Kw), con un empuje bastante bestia, todo hay que decirlo, tendrás para un máximo de 50 km de aventuras. Las autonomías en todo caso son muy relativas, variando en función del desnivel que subas, de lo enérgico que seas con el acelerador y de si apoyas el movimiento con tu pedaleo, algo que a nosotros nos salía natural.

Lleva suspensiones hidráulicas con 180 mm de recorrido delante y 217 detrás, de la marca DNM, con regulación de rebote, compresión y precarga, y unas potentes ruedas con un balón de 3.0 pulgadas y un, en esta categoría inédito diámetro, de 24”. 

Las detenciones no son problema con sus discos Magura, siendo el delantero de 4 pistones. De serie nos llegaron cambiados de lado (estilo moto) pero al ser simétricas las manetas, los cambiamos en unos minutos para poder llevar el freno trasero a la derecha. También nos costó al principio acostumbrarnos al cambio de coronas en el puño izquierdo, con un mando GripShift funcionando en sentido inverso. A la derecha llevas el acelerador, un mando de ‘gas’ como el de cualquier moto, con la característica de impulsar a la bicicleta aunque no pedalees, a diferencia de las bicis eléctricas convencionales.

El cambio, de 9 coronas, se ve apoyado por un curioso sistema ‘Overdrive’ que multiplica el giro de tus piernas. Esto te permite pedalear hasta los 60 km/h sin quedarte corto. Es como si llevaras un doble plato, pero con el grande mayor que el que tiene. 

El accionamiento de este multiplicador se hace con el talón, sobre un botón que sobresale ligeramente del eje pedalier, como veis en la imagen, y al que le agarramos el truco enseguida. 

La batería es muy grande, va en la zona del tubo diagonal y su capacidad es nada menos que de 13.000 Wh, la única forma de desarrollar esa velocidad en un conjunto sobredimensionado si lo comparamos con una e-bike convencional. Se desmonta fácilmente para poder cargarla en casa sin tener que subir la bici por las escaleras y en 3 horas adquiere el 100% de su carga. 

El motor es trasero, el punto que quizá menos nos convence ya que supone una distribución de peso menos equilibrada que la que tienen las bicis con motor central. 

A LOS MANDOS

Una pantalla en el manillar nos indica la velocidad, distancia total y dos distancias parciales además del modo en el que estamos y la carga de la batería.

Un botón a la derecha del manillar nos permite arrancar o desconectar la moto, para evitar accidentes en parado, y un botón a la izquierda nos sirve para establecer la potencia que queremos que desarrolle, como una especie de ‘cruise control’ por si no queremos tener que accionar el acelerador todo el tiempo.

Cuando pedaleas a la vez que aceleras la sensación de omnipotencia es fantástica: la Brinco corre un montón.

Para ponerla en marcha necesitas una pulsera especial Bluetooth, que detecta tu proximidad a la Bultaco. Una app para el smartphone permite controlar diversos parámetros además de registrar tus recorridos. 

Hay varias versiones, la que hemos probado (Brinco R, 5.180 €) solo para vías cerradas al tráfico, y otras tres homologadas con las que podrás circular como con un ciclomotor por vías públicas, limitadas a 45 km/h y con luces, intermitentes, placa de matrícula y unos guardabarros más envolventes, desde 5.800 €. Necesitas un permiso de ciclomotor, lo que se llama permiso AM, y se puede obtener a partir de los 15 años. 

Brinco RE, igual que la Brinco R pero matriculable.

Brinco C, para campo y ciudad, matriculable, con recorridos de suspensión más cortos (130 mm del / 150 mm detrás)

Brinco S, para ciudad y carretera, matriculable con neumáticos para asfalto, manillar touring, sillín confort y recorridos de suspensión de 130 y 150 mm. 

Más compleja que una bici eléctrica por su potencia, suspensiones y peso (39 kg) y más sencilla que una moto, con sus pedales y componentes de bicicleta, la Brinco es un juguete que sirve tanto para principiantes con una forma física no muy elevada como para pros que buscan una nueva herramienta de entrenamiento y diversión. Ahora tienes la oportunidad de probarla para saber de primera mano cómo va realmente.

www.bultaco.com

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