Siempre que sale una nueva innovación tecnológica aparecen voces en contra que ponen en entredicho su verdadera utilidad. ¿Es en realidad el nuevo producto fruto de una necesidad o lo es del marketing? En la mayoría de las ocasiones supone un avance real, pero por desgracia, en muchas otras también es una invención sin beneficios reales y cuyo objetivo es simplemente el lucro económico. Ejemplos de ambos casos hemos vivido centenares a lo largo de la historia del Mountain Bike, y hoy en día hay quienes incluso se oponen a los pedales automáticos, a la horquilla de suspensión o a las ruedas de 29”, cuanto todo ello ha demostrado sus verdaderas ventajas.
Una nueva tecnología que está causando revuelo últimamente es el sistema de ABS para eBikes. Según las estadísticas, en torno al 60% de los accidentes de ebikes en carretera están relacionados con la frenada y la pérdida de control de la rueda delantera, así que las mentes pensantes se han propuesto reducir este porcentaje. En las últimas décadas hemos asistido a diferentes dispositivos encargados de “moderar” la frenada de nuestras bicis, desde que aparecieron los frenos de tipo V-brake en escena. La intención era la misma que la actual, evitar el bloqueo de la rueda delantera como medida de seguridad para evitar accidentes, procurando mantener el contacto de la rueda con el terreno en todo momento.
Un freno tiene que ser poderoso y con potencia suficiente para detener la bici rápidamente, pero en la medida de lo posible evitando el bloqueo involuntario de la rueda, que puede ocasionar una pérdida de agarre provocar una caída. En este aspecto también entra en juego la pericia y técnica de frenada del biker, pero ante un imprevisto y un susto podemos reaccionar presionando instintivamente los frenos, y en este caso estaría bien un sistema que procure por nosotros que la rueda no se va a bloquear, o lo que es lo mismo, un ABS o Anti Block System.
¿Cómo funciona un ABS?
El ABS es utilizado en vehículos a motor desde la década de los ’70, y detrás de su primer diseño aparece Bosch. El sistema impide el bloqueo total de la rueda, evitando el derrape o resbalón, y la pérdida de adherencia y control. Puede realizarse mediante un procedimiento mecánico, controlando la presión de la frenada, o electrónico, registrando si la rueda se detiene en seco (freno bloqueado) momento en el que actúa liberándola lo justo para conservar el agarre de la rueda sobre el terreno.
En la década de los ’90 con los frenos tipo Cantilever sucedía lo contrario: había que potenciarlos para aumentar su poder de frenada, y se instalaban potenciadores que multiplicaban su palanca, como los Force40 de las Cannondale, o los Tektro Power Force. Los frenos de aquella época frenaban muy poco, y no precisaban de ABS.
Con la llegada de los V-brakes, la capacidad de frenada de las mountain bike dio un salto exponencial y algunas marcas como Shimano lanzaron en 2007 moduladores para evitar bloqueos en la rueda delantera como el Power Modulator. No era más que un muelle instalado en el cable que, llegado a una fuerza determinada de frenada, se “comía” la presión aplicada en la maneta para restar mordiente sobre la llanta.
Algunas marcas diseñaron sus propias variantes, como las zapatas SABS Anti-Lock para V-brake, que aparecieron en 2012. Consistían en un sistema mecánico muy similar a un ABS, que superada una fuerza de frenada creaba una vibración que separaba las pastillas de la llanta y las volvía a juntar, hasta 23 veces por segundo, evitando el bloqueo total.
La llegada de las e-bikes ha supuesto el acceso al Mountain Bike a ciclistas de discreto nivel técnico y experiencia que ha requerido el desarrollo de sistemas de seguridad activa para garantizar la seguridad. La firma catalana Akrovalis lanzó en 2016 el Outbraker, un sistema mecánico compatible con cualquier marca de frenos de disco del mercado. El Outbraker se intercala en el latiguillo y disipa el exceso de presión del fluido (punto que es regulable para que actúe antes o después), evitando el bloqueo total de la rueda. Algunas marcas, como Lobito, lo instalan de serie en sus bicis.
Bosch presentó para 2018 su sistema de ABS para e-Bikes de ciudad, desarrollado junto a Magura. El sistema electrónico externo, equipado con sensores en las pinzas de los frenos y una centralita acoplada a la potencia, que capaz de gestionar la presión de la frenada.
Pero las grandes innovaciones que nos dejan entrever el futuro de los sistemas de frenada han llegado en este 2019. La firma de e-bikes Trefecta ha desarrollado junto a la italiana Bluebrake un sistema electrónico de control ABS electrónico, integrado dentro del cuadro de la bici. Utiliza sensores en los frenos de disco que hacen lecturas de 100 veces por segundo y detectan situaciones peligrosas para actuar sobre el control de la presión hidráulica del freno delantero para garantizar una frenada progresiva.
¿Estamos frente a la antesala de la próxima evolución de los sistemas de freno? Probablemente sí, porque aunque no nos guste o lo miremos con recelo, la electrónica es el presente que hará que nuestras bicicletas bicicletas sean mejores y nuestras experiencias en bici inigualables.