En 2017 Kupol Project, realizaba el que era declarado como “el primer casco de bici fabricado por impresión 3D” utilizando la técnica 3D Multijet Fusion desarrollada por el gigante de las impresoras HP, y abriendo oficialmente una nueva vía de construcción de cascos alternativa a lo que conocemos hasta ahora.
Lo que conocemos hasta ahora es una estructura EPS para absorber, con un recubrimiento o calota y, desde hace ya unos años, sistemas de mejora de la seguridad frente a los impactos rotacionales, como MIPS, el más conocido, el más reciente desarrollo de Bontrager, el Wavecel.

Lo que el proyecto de Kupol proponía era en efecto, una manera totalmente diferente de construcción, aprovechando una tecnología en alza. La impresión 3D no ha dejado de evolucionar desde que nació y se ha extendido a múltiples usos, además hace posible que pequeños emprendedores pongan en práctica sus ideas, algo que antes requería de una gran infraestructura sólo al alcance de las grandes marcas.
El testigo de la fabricación con impresión 3D fue inmediatamente recogido por la pequeña empresa londinense HEXR, que llevó la idea más allá con su estructura en panal de abeja y, además, aportando algo muy importante, la capacidad de fabricación “a la carta”, fabricando cascos a medida, adaptados a la cabeza de cada usuario.

Utilizando material reciclado y con calotas intercambiables en sus diseños, HEXR ha sido probablemente estos últimos años la marca de referencia en esta manera de construír cascos. Hoy HEXR fabrica sus modelos utilizando tecnología de impresión 3D de otro grande de la industria de la impresión, EOS.
Voronoi, un paso más
Pero, como ocurre con las tecnologías recién nacidas, la capacidad de evolución no se detiene, y otra nueva y pequeña marca ha llegado para sorprendernos si cabe aún más. Se trata de Voronoi, una nueva marca que ya ha ganado este año el premio A´Desing con su revolucionario casco diseñado por el trío de ingenieros Yuefeng Zhou, Zhecheng Xu y Haiwei Wang, utilizando una vez más impresión 3D en la fabricación y la denominada técnica paramétrica en el diseño, que incluye simulación virtual de impactos utilizando diferentes puntos de muestreo internos que definen la distribución ideal del material empleado, lo que además se minimiza para conseguir más ligereza.

La estructura final, de un aspecto más “orgánico”, se queda además “desnuda”, al aire, sin recubrimiento, lo que le aporta sin duda un revolucionario aspecto (que no obstante ya ha empezado a ser criticado como especialmente apropiado para los insectos y la suciedad). Por dentro de esta estructura el casco es reforzado mediante una capa de fibra de carbono para dar más solidez y resistencia al conjunto.

Según sus diseñadores, la estructura externa es capaz de distribuir las energías de un posible impacto desde el centro del casco a otras áreas, y esta distribución minimiza los daños a nuestra cabeza.

En China el casco Voronoi ya está disponible en tres tamaños diferentes y diferentes colores. Veremos si este es un paso más en una imparable tendencia de diseño o acaba en vía muerta. ¿Se acabarán sumando a la fabricación en impresión 3D las grandes marcas de cascos?