Transcurridas algunas jornadas de uso podemos limpiar nuestro casco, de manera que eliminemos manchas de sudor o suciedad y bacterias que puedan producir malos olores. Esta tarea la llevaremos a cabo utilizando agua tibia (siempre por debajo de 25ºC) y un detergente neutro (tipo gel de ducha), ya que la composición de muchos limpiadores y detergentes puede afectar, acelerando su degradación, a los materiales de fabricación de un casco.
Por la misma razón deberemos evitar el uso de limpiadores en aerosol ya que, en su mayoría, contienen disolventes o derivados del alcohol altamente perjudiciales para los polímeros sintéticos. Una vez limpio de suciedad e higienizado, lo secaremos en un lugar oscuro y bien ventilado antes de proceder a su almacenaje.