Los discos de freno son una de las partes más delicadas de la bicicleta. Tanto, que a veces un simple lavado con según qué jabón puede llegar a mermar sus capacidades de retención.
Y si el aceite es un elemento esencial para la transmisión, el limpiador para discos o alcohol isopropílico lo es para los frenos. Este spray hace maravillas en discos y pinzas de freno: disuelve aceites, grasas y suavizantes, se evapora y no deja resíduos.
Si piensas que puedes haber contaminado el disco con aceite para la cadena utilízalo para recuperar el poder de frenada de tus frenos.
También lo puedes utilizar sobre las pastillas de freno, aunque en éstas su efectividad es más reducida. Las pastillas son absorbentes como una esponja y si la contaminación de aceite ha penetrado en las pastillas la capacidad del limpiador no llega más allá de su parte superficial. Por este motivo, si limpias las pastillas y la frenada no vuelve, la solución pasa por sustituirlas.