Cada vez que bajas uno de los pies, apretando, suena un clack. Has desmontado y engrasado el pedalier, pero asunto sigue igual... Si te pasa esto, el síntoma parece claro: es cosa del pedal. O del pie en cuestión.
Vamos a empezar revisando el apriete del pedal, pero antes de hacerlo asegúrate de que la rosca del pedal en la biela está bien engrasada. Aprieta el pedal y prueba.
Si el crujido continúa, revisa las propias fijaciones y tornillos del pedal automático, y también la cala de la zapatilla, que no esté suelta.
Si aún así el problema persiste, revisa la fijación del plato/platos a la biela. Con todos estos puntos de contactos engrasados y apretados, no deberías tener ningún tipo de crujido.