Para salir un día en grupo, para pasar el fin de semana disfrutando en el bike park o para vivir una aventura transalpina: el ciclismo de montaña con niños es una experiencia emocionante. Pero, para evitar que se convierta en una pesadilla, los padres tienen que aprenderse de memoria un par de detalles. Estos son los ocho mandamientos que propone Scott en su última entrega de “Heroes inspire Heroes”.
Primer mandamiento: No recorrerás con tus hijos rutas que sean (demasiado) difíciles.
Error: probar una ruta desconocida con tus hijos. El riesgo de que todo acabe en lágrimas es muy alto. Es mejor empezar con lo básico e ir pasando a tramos cada vez más complicados juntos. En caso de duda, ¡no forzar nada! Puede ser una buena idea estar atentos para estar en el sitio adecuado que os permita interceptar al niño en caso de caída.
Segundo mandamiento: No rodarás constantemente el primero del grupo.
Porque a los niños a veces les apetece ver algo más que el trasero de sus padres por delante y también les gusta liderar el grupo. Por eso es importante ceder la «pole position» de vez en cuando y dejar que el niño guíe la ruta. De esta manera los niños aprenden a dominar la velocidad, a encontrar sus propias trazadas y a crecer con cada kilómetro que ruedan liderando.
Tercer mandamiento: Celebrarás los descensos, no las cuestas.
Si intentas el truco de 80/20 en ascensos/descensos con tu hijo, te sorprenderás. Lo más probable es que se declaren en huelga. ¡Los niños quieren divertirse! Y rodar por un camino forestal no es lo más divertido. Lo divertido es rodar por senderos con subidas y bajadas constantes, moderadamente técnicos y, por supuesto, en descenso. ¿No sería más fácil subir a la cima en telecabina?
Cuarto mandamiento: Liderarás con el ejemplo.
Si los padres se lanzan en los descensos sin casco y derrapando en cada curva, sus descendientes acabarán haciendo lo mismo. Los padres son un modelo para sus hijos. Respeta las «reglas del trail»: casco y protección siempre, mantén una distancia de seguridad con el ciclista que va delante, respeta a los demás ciclistas, senderistas y animales salvajes, no dejes tras de ti más que un buen karma, etc.
Quinto mandamiento: Equiparás correctamente a tus hijos.
Un niño cuyos padres llevan a rastras en una bicicleta de hierro vieja y barata no tendrá ningunas ganas de volver a salir con ellos, y la próxima vez se quedará en el sofá jugando a la videoconsola. Invierte desde el principio en una bicicleta de montaña de alta calidad para niños. Es una decisión de la que nunca te arrepentirás.
Sexto mandamiento: Llevarás encima comida y bebida en abundancia.
Los niños tienen sus propias baterías naturales, pero consumen mucha gasolina. Por eso, las mochilas de los padres tienen que ir repletas de alimentos energéticos. ¡Y recuerda que también necesitarán beber! Las bicicletas de los niños deben ir equipadas con un bidón para llevar agua, preferiblemente fresca y del grifo. Al fin y al cabo, no hay nada tan sabroso como el agua pura.
Séptimo mandamiento: Estarás siempre atento al bienestar de tus hijos.
Por eso es importante comprobar el estado del equipamiento y planear la ruta minuciosamente antes de salir. Es mejor llevar un casco bien ajustado que lamentarse por las lesiones sufridas. También son esenciales unas buenas gafas de sol (imprescindibles para proteger frente a piedrecitas e insectos), guantes con dedos largos y protectores en las rodillas y la espalda.
Octavo mandamiento: Son tres las reglas: diversión, alegría y risas.
El ciclismo de montaña se disfruta más cuando ruedas en grupo en lugar de ir solo. Por eso tendrás que acostumbrarte a ceder un poco a los deseos de los demás. El más débil manda en el grupo. Y el factor más importante es, y sigue siendo, que todos se diviertan.