Los corredores de ultrafondo no suelen tener hambre después de acabar carreras de larga distancia, a pesar del gran gasto energético que supone y que necesitarían reponer las calorías perdidas.
Esto suele atribuirse al malestar digestivo que produce tantas horas de ejercicio, pero un estudio realizado en la Universidad de Copenhague ha analizado el efecto de la hormona GDF15 que se libera al realizar ejercicio vigoroso y prolongado.
Esta hormona tiene un papel desconocido en el metabolismo energético, pero se está analizando por su potencial como medicamento (metformina) para reducir el apetito y el peso corporal en estudios con ratones y primates, aunque tiene efectos secundarios como náuseas y vómitos y además parece reducir la motivación para hacer ejercicio en los animales.
Los investigadores daneses han encontrado que al hacer ejercicio de alta intensidad durante más de 2 horas, aumenta de 4 a 5 veces la cantidad de hormona GDF15 circulante en humanos y ratones, pero curiosamente, no afecta a la ingesta de alimentos ni disminuye la motivación por el ejercicio después del ejercicio como hace el fármaco GDF15.
Desafortunadamente, aún no sabemos cuál es el papel que desempeña esta hormona GDF15 natural, en la regulación del apetito y la motivación por el ejercicio, pero con este estudio, se intuye que GDF15 podría ser una señal para proteger al organismo del estrés físico y metabólico, como ocurre cuando sometemos al cuerpo a un ultramaratón, pero habrá que seguir investigando.
Fuente:
Pharmacological but not physiological GDF15 suppresses feeding and the motivation to exercise. Nat Commun, 2021 DOI: 10.1038 / s41467-021-21309-x