Sin embargo, si atendemos a cómo funciona nuestro organismo reparamos en que este concepto encierra algunos matices y desde el punto de vista técnico, no es del todo correcto.
¿Es siempre la misma?
La frecuencia cardíaca está regulada, de manera principal, por nuestro sistema nervioso autónomo. Esta circunstancia es también la razón fundamental por la cual, como habrás observado, tus pulsaciones están sujetas a una cierta variabilidad. Es decir, ante unas mismas circunstancias de descanso, de nivel de esfuerzo o incluso a la misma hora del día, el pulso puede variar significativamente, tanto en reposo como durante el ejercicio. Efectivamente, las pulsaciones nunca son las mismas, exactamente. Es más apropiado decir que se mueve en unos rangos parecidos ante unas determinadas circunstancias, por ejemplo.
Este hecho, lejos de preocuparte, debe hacerte reflexionar sobre la validez de aquellos modelos de cálculo para zonas de frecuencias cardíacas, o valores como son el pulso en reposo o máximo que, efectivamente, en la práctica, son bastante variables. El pulso o frecuencia cardíaca, por tanto, es un fenómeno totalmente dinámico, dentro de unos rangos, como es lógico.
Cálculo de la frecuencia cardíaca máxima
Para estimar cual es la frecuencia cardíaca máxima, se usa, de manera más extendida, la resta de la cifra de tu edad a 220 para hombres y a 226 para mujeres. Siguiendo con ese mismo ejemplo, un y una deportista de 20 años tendrían una frecuencia cardíaca máxima de 200 pulsaciones para el hombre y 206 pulsaciones para la mujer.
De todos modos y atendiendo al carácter dinámico de la frecuencia cardíaca, es imposible que ante un mismo esfuerzo de carácter máximo estas dos personas experimenten siempre esa cifra como frecuencia cardíaca máxima (siendo cierta su estimación mediante la referida fórmula).
Por esta razón, referirse al máximo número de latidos que es capaz de generar nuestro corazón como una única cifra carece de sentido y es más correcto, desde el punto de vista técnico, denominarlo como frecuencia cardíaca pico, asumiendo que cada día o en cada ocasión que intentemos llegar, tendremos un pico diferente de pulsaciones (aunque puedan asemejarse, numéricamente).
Lo mismo ocurriría con las pulsaciones que corresponden a las zonas de entrenamiento o al pulso en reposo, debemos concebirlos como cifras que pueden cambiar de un día para otro, aceptando rangos u horquillas de pulso, más que cifras cerradas, pues no corresponden con la realidad.