1. Bicicleta de montaña en buen estado y puesta a punto. Antes de iniciar el viaje es importante revisar cadena, cambios, cubiertas y pastillas de frenos.
2. El vestuario de pedaleo debe ser doble, salvo la chaqueta impermeable y el forro de abrigo. El culote y la camiseta se lavan por la noche en los albergues y si por la mañana no están secos se usa el equipo de repuesto. En temporada de lluvias es muy práctico un pantalón funda impermeable, no ocupa mucho sitio, pesa poco y evita una buena tiritera en días lluviosos.
3. Saco de dormir ligero, incluso para los albergues cuando la ropa de cama es “dudosa”. Y esterilla fina para sentarse en las paradas campestres y por si surge alguna noche de vivac.
4. Timbre para avisar a los caminantes, imprescindible.
5. Alforjas impermeables o bolsas de plástico para llevar dentro el equipaje.
6. Teléfono móvil para consultar la disponibilidad en los albergues en temporada de mayor afluencia de peregrinos, entre mayo y septiembre.
7. Linterna para deambular por los albergues cuando se apaga la luz.
8. Navaja multiusos.
9. Gafas de sol y protectores solares.
10. Credencial personal, en muchos albergues es solicitada para pasar la noche.
11. La concha de peregrino, es un símbolo jacobeo universal.
12. Sensibilidad, paciencia y muchas ganas de descubrir, conocer y experimentar.
13. Poca prisa por llegar al final de cada etapa y buen humor.
14. Ultreia.