El freeride siempre ha sido territorio Rocky Mountain. Sólo tenías que decidirte etre agilidad o suspensión bruta para elegir la Switch o la RMX. Ahora lo tienes mucho más fácil, puesto que ambos modelos ya son historia, y han dado lugar a la Flatline, una bici que se adapta al freeride o al descenso de competición, porque ambas especialidades se benefician de sus virtudes. A primera vista llama la atención el robusto sistema de suspensión, con punto de pivote que incide en el funcionamiento endureciendo la suspensión con la tensión de la cadena, al pedalear se minimiza el balanceo. Asimismo la impresionante bieleta que conecta con el tubo de sillín es responsable de buscar uno de los objetivos número uno: una gran rigidez del tren trasero en los aterrizajes o en curvas violentas. Además es fácil detectar la baja altura del pedalier, lo que, unido a un reparto de pesos muy bajo a buen seguro hacen de esta una bici muy estable en los vuelos. El recorrido va desde los 19 hasta los 22 cm. según el anclaje de amortiguador utilizado, variando asimismo al geometría base, con un ángulo de dirección que rondará entre los 64,5 y los 66 grados según la talla y colocación de amortiguador, con horquillas equivalentes en recorrido. En cuanto a las líneas hidroformadas y la sinuosidad del cuadro, de eso nada hay que decir, que juzgue cada uno por sí mismo, a nosotros desde luego que nos ha hipnotizado. Rocky Mountain saca al mercado cuatro montajes diferentes de este cuadro, dos con horquilla de doble pletina y dos con horquillas de pletina sencilla para acercar a diferentes bikers las prestaciones de esta nueva bici.
Team Bike distribuye Rocky Mountain en nuestro país.
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