Ayer, en la salida que hicimos con las bicis, se paso de rosca el cierre de la tija de sillín.
Estábamos en medio del campo y esto es lo que se nos ocurrió para poder acabar la marcha: un trozo de palo atado con unas cuantas bridas, de forma que quedara bien sujeto y manteniendo el sillín a la altura que deseas.