La renovación de la BoXXer ha sido completa, empezando por fuera y adoptando algunas de las líneas que ya habíamos visto en los últimos lanzamientos de la marca. RockShox se ha mantenido firme al diámetro de barras de 38 mm que ya tenía este modelo –y también la ZEB-, no han apostado por un diámetro mayor principalmente para mantener una relación entre rigidez y torsión determinada, ya que no ser más y más rígido en todos los aspectos es mejor, tal y como nos cuenta la marca.
Y no solo el chasis ha tomado unas formas más agresivas tal y como se observa en la unción botellas-puente, sino que las coronas superiores se han rediseñado y ahora tienen una silueta también más angulosa, mecanizadas para ahorrar algunos gramos. Además se encuentran disponibles en dos alturas diferentes, alta y baja para adaptarla a los diferentes tubos de dirección –ambas se incluyen con la horquilla-.
Pero la gran novedad de la nueva BoXXer está por dentro, en su cámara de aire DebonAir+. O cámaras mejor dicho, porque RockShox estrena una tecnología de cámaras gemelas totalmente nueva y que no habían utilizado hasta hoy.
Se trata de un sistema de doble cámara de aire que les da posibilidad de controlar el comportamiento para asemejarlo a una horquilla de muelle: totalmente lineal en la mayor parte del recorrido, para un tacto súper sensible y que aproveche la suavidad al máximo, y un repunte de progresividad en el último tramo para resistir el trato más exigente. También se ha aumentado el volumen de la cámara negativa para trabajar mejor con los pequeños baches y se ha modificado el tope de goma interno para suavizar la llegada al final del recorrido en caso de que lo agotases al aterrizar de un salto o cortado.
Otra novedad que vemos en la BoXXer es que se han practicado unos orificios en las barras, en la zona interna cerca de su base –por tanto no los verás salvo que desmontes la horquilla-, cuya función es la de dirigir el aceite de lubricación constantemente hacia los casquillos de fricción, precisamente para reducir al máximo esa fricción.
A nivel de hidráulica confía en el cartucho lanzado hace un año y que está dando tan buenos resultados, el Charger 3 RC2, cuya gran virtud además del tacto tan sensible que presenta es que permite un margen de ajuste tanto de la compresión en alta como en baja con mucho margen y de forma completamente independiente.
De la misma manera también estrena la BoXXer por primera vez los ButterCups, unos discos de goma que asientan entre la parte inferior de la horquilla y los ejes de la amortiguación, de manera que modo de ‘silentblock’ absorben y amortiguan pequeñas vibraciones tratando de evitar que lleguen al sistema hidráulico y neumático, y con ello no se transmitan a nuestras manos.
La nueva Boxxer está disponible en tres recorridos: 180 mm, 190 mm y 200 mm. Y se fabrica para ruedas de 27,5 y de 29”, con dos opciones de Offset en el caso de las primeras (44 y 48 mm) y otras dos en el caso de las segundas (48 y 52 mm).
El precio de la BoXXer Ultimate es de 2.279 euros.
La Boxxer que estás viendo se pone a la venta solo en su versión Ultimate con todas las tecnologías punteras de RockShox. Aunque también hay un segundo peldaño, BoXXer sin más, destinado a los montajes de bicis de serie. Esta versión más económica monta el cartucho Charger 3 RC y no dispone de los Butter Cups internos.
Conjuntamente a la horquilla, RockShox también ha creado un nuevo guardabarros específico para este modelo BoXXer y que cubre la horquilla tanto por delante como por detrás. Se incluye de serie con la horquilla, aunque también lo podemos encontrar por separado.
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