Richard Gasperotti es embajador de Mondraker. Gaspi parece que no ha tenido suficiente con una de sus últimas hazañas de descender hasta 6 volcanes en activo y ha decidido pasarse al circo con su Crafty Carbon R. El famoso ‘Muro de la Muerte’, una especie de barril gigante de madera donde las motos se ponen a rodar al máximo en su interior, ha sido su último objetivo. Imaginaros pedalear sobre una pared vertical a más de dos metros del suelo.
"Me ha dolido, pero lo he logrado". Estas fueron las primeras palabras de Richard Gasperotti, el primer e-biker del mundo en pedalear en el interior del muro de la muerte. El Muro de la Muerte es una antigua atracción de feria realizada en madera y construida con la forma de un barril gigante, que sirve internamente para que diferentes tipos de motocicletas rueden en su interior haciendo acrobacias.
Guardada en un granero, la atracción fue abandonada y se dejó pudrir.
Un nuevo grupo de circo francés llamado Mur De La Mort ha recreado la atracción y está de gira por el mundo. El rider Richard Gasperotti se acercó a charlar con ellos durante una parada de varios días en Praga, la capital de la República Checa. “Quería probar el Muro de la Muerte desde que era pequeño cuando vi fotos de la atracción por primera vez”, comentaba Gaspi. "Sin embargo, nunca imaginé lo desafiante que sería pedalear en el interior del Muro de la Muerte". En el pasado, Gaspi también nos ha sorprendido con el descenso de seis volcanes activos o el descenso de la pista olímpica de bobsleigh en Sarajevo en su mountain bike.
CURSO ACELERADO
Mientras que los especialistas de circo aceleran con sus motocicletas sobre las paredes verticales sin agarrarse del manillar y, hasta con los ojos vendados, en cambio Gaspi se cayó unas cuentas veces antes de poder celebrar unas cuantas vueltas sin caída. "Normalmente lleva alrededor de medio año aprender a usar el ‘Muro de la Muerte’ con confianza hasta que puedes comenzar a agregar más trucos. Gaspi lo aprendió en una tarde, así que tiene todo mi respeto", comentaba Raoul, uno de los especialistas del circo, dedicado a esta disciplina tan peligrosa y técnica durante más de treinta años.
"Lo más difícil fue cambiar la percepción de horizontal a vertical. Es una percepción completamente diferente de la realidad. El segundo desafío es la superficie extremadamente resbaladiza de las paredes de madera. Durante una de las pruebas, mi rueda delantera resbaló y caí desde tres metros sobre mi espalda", comentaba Richard, quien ganó confianza y comenzó a pedalear sin problema poco después de varios intentos. Además, el pedaleo constante hizo que el viaje fuera muy exigente en términos de equilibrio, ya que el giro de las bielas desafiaba la estabilidad del rider en todo momento. También había un alto riesgo de golpear el pedal contra la pared al cambiar de conducción horizontal a vertical.
Lo más difícil fue cambiar la percepción de horizontal a vertical
El colectivo Le Mur de la Mort’ (El Muro de la Muerte) continúa la famosa tradición ferial de la década de 1950 y es la última actuación de este tipo en Francia. El espectáculo Mortel Jus de Mortel combina circo, teatro, desfile de feria y estilo de vida entre bambalinas.
El Muro de la Muerte original data de alrededor de 1930 y fue construido en los Estados Unidos, el lugar de nacimiento de la atracción. Sin datos que lo precisen al 100%, la atracción terminó llegando a Europa después de varios años. Pasó por varias familias, los Abbins, los Coutards, los Romano, los Rivières y quizá otras que desconocemos, antes de poner fin a su rica historia ferial con Adrien Lapoumeroulie, quien, al final de su carrera, la vendió a dos ambiciosos jóvenes actores de teatro que terminaron con algunos dientes menos al intentar controlar la atracción.
Guardada en un granero de la región de Auvernia hacia 1990, fue abandonada y se dejó pudrir, hasta que casi por casualidad, tres amigos la rescataron del olvido y la destrucción. Una vez con la madera totalmente seca, el Muro de la Muerte’ tardó 5 años en recuperar su barniz original. Luego, estos entusiastas restauraron la superficie de madera y reconstruyeron la construcción de metal. Al mismo tiempo, dada su gran antigüedad y la originalidad de su diseño, fue catalogado como monumento histórico.
Las rampas de acceso originales tuvieron que ser sustituidas por dos escaleras tipo andamio para aumentar el aforo de público de 50 a los 110 espectadores actuales, que sigue ofreciendo un espectáculo casi íntimo. Es hoy en día uno de los últimos tres muros de la muerte existentes en el mundo.