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¿Dónde montaremos, presidente?

“A menos de una hora de la Moncloa tenemos una mina de oro...” La opinión de Julio Vicioso, Director de BIKE.

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Dónde montaremos, presidente

Hace una semana el Presidente del Gobierno, practicante de eMTB, y al que por cierto vimos en el Mundial de Andorra en visita privada dada su afición al mountain bike en general, anunciaba una partida de 40 millones de euros de ayuda a la bici, repartidos al 50% para la compra de bicis por una parte, y por otra, destinada al impulso de la bicicleta pública, y así extender su implementación a nuevas localidades, y reducir las tarifas en los sistemas de bicicleta pública compartida ya existentes.

Hasta aquí, y siendo un anuncio oficial, en líneas generales, todo un éxito. Los datos nos dicen que las categorías líderes de ventas en nuestro país siguen siendo las bicis de montaña y las de mayor facturación las eléctricas de montaña. ¿Resultado? Cada vez somos más, estas dos categorías junto al gravel son las que más tiran de las ventas en un sector que emplea a más de 24.000 personas de forma directa y es un deporte maduro en muchos aspectos, salvo un pequeño detalle: ¿Dónde podemos montar? ¿Dónde montaremos en el futuro presidente? Mientras en otros países se proyectan y construyen senderos para el uso de la bici de montaña, son demasiadas las zonas de nuestro país donde el uso está restringido e incluso perseguido. Faltan infraestructuras, sí, aunque suene contraproducente cuando hablamos de una actividad en la naturaleza. Y no es por la ausencia de oportunidades.

Sin ir más lejos, resulta que, a menos de una hora del palacio de La Moncloa, existe una mina de oro a cielo abierto sin explotar, claro que, dado que el gobierno central y el de la Comunidad de Madrid están en las antípodas, es difícil que los ciudadanos podamos ver un acuerdo para que ese filón se pueda explotar.

La estación de esquí de Navacerrada, epicentro de riqueza en la comarca décadas atrás, languidece por la ausencia de nieve en invierno, y de hecho es motivo de enfrentamiento político por su posible desmantelamiento. Si realmente la clase política pensará en el futuro de esa comarca en concreto, la lógica y el buen criterio les llevaría a transformar esa estación en un punto generador de empleo en las diferentes épocas del año, con la bici como protagonista, revitalizando unas infraestructuras ya existentes, y ahora infrautilizadas la mayor parte del año.

La remodelación de la línea de tren desde la localidad de Cercedilla hasta la antigua estación de Cotos, pasando por la estación de Navacerrada, ya adjudicada y con las obras comenzadas, va a suponer una inversión de 14.9 millones de euros. Con una cantidad mucho menor, esta pequeña estación podría tener una segunda juventud y dar nuevos puestos de trabajo.

Un proyecto integral de salvación de la estación de Navacerrada debería incluir, además de la bici, opciones de actividades al aire libre para todos los públicos, incluyendo los más jóvenes y actividades enfocadas a las familias, en lugar de insistir en los índices de obesidad entre los más jóvenes y el sedentarismo, o el cuidado en la alimentación. Hay que pasar de las palabras a los hechos y ejecutar proyectos realizables con inversiones realistas en lugar de regar con dinero público proyectos que de antemano se sabe que van a estar abocados al fracaso. Acercar de nuevo a los jóvenes al deporte y a la naturaleza con las actividades que realmente quieren hacer, eso sería hacer una política de futuro y moderna.

Hemos visto crecer diferentes proyectos en zonas remotas, y desafortunadamente también, como hace poco con el Alkornoke Bike Park (@alkornoke_bikepark), ver como proyectos personales no pueden seguir adelante después de invertir dinero privado y energía a raudales.

Tenemos el clima, la orografía y las personas para ser el epicentro del MTB en Europa durante todo el año, y pasar a ser una potencia y un destino de referencia como ya lo somos cada vez más en el ciclismo de carretera. ¿Montaremos en la estación de Navacerrada, señor presidente?