Quizás muchos no le conocierais. Carlin Dunne fue uno de los ‘freeriders’ míticos del Mountain Bike cuando esta disciplina despegó por completo a principio de la década del 2000, de hecho, no faltaba en las películas de Mountain Bike de la época como el New World Disorder, siempre como uno de los bikers más espectaculares y atrevidos, ni tampoco faltaba en los eventos más impresionantes, siempre ligado a la marca Kona.
Si algo había dejado claro es que no conocía la palabra riesgo, al menos sabía mantener una estrecha relación con ella en su día a día. Su vida ha estado dedicada desde bien niño en los deportes de 2 y 4 ruedas, hijo de un motociclista que ya había participado en la loca y arriesgada carrera de la Isla de Man en varias ocasiones. Tras pasar por el universo del Freeride mostrando sus hazañas hasta que esta disciplina empezara a desinflarse, Carlin había vuelto a sus raíces dedicándose al mundo del motor, donde ya ganaba carreras de motos a los 9 años. De hecho, era el propietario del concesionario de Ducati en Santa Bárbara (California), su lugar de nacimiento y residencia, un trabajo que combinaba con el de especialista de acción.
Dunne era uno de los favoritos a llevarse la victoria en la mítica carrera del Pikes Peak en Colorado, donde ganó el año pasado y que en este año celebraba su 97ª edición, una carrera famosa por subir un puerto de montaña a toda velocidad hasta la cima a 4.300 m de altura. Fue el primer piloto en bajar el tiempo de los 10 minutos sobre una moto, en el año 2012, un año después de su debut en esta carrera. Carlin, que rodaba a un ritmo frenético, estaba en tiempo de poder batir un nuevo récord, pero unos metros antes de la meta perdió el control de su Ducati Streetfighter V4 aún en fase de prototipo debido, según los testigos, a un bache, provocando la fatídica caída.
Nuestro más sentido pésame a su familia y amigos.