A raíz de una consulta de un lector, que nos preguntaba si era normal que su rueda se hubiera roto al talonarla o se debía a un defecto de fabricación, hemos de abordar un tema que por lo general es un poco desconocido.
Hasta hace unos años que una llanta se agrietase y se rajase debido al exceso de presión sólo podía deberse a una presión excesiva combinada con un gran desgaste de las llantas (en la época en que se usaban frenos en llanta). En circunstancias normales era algo muy raro.
Con el tiempo las presiones soportadas por los neumáticos por lo general han tendido ir a menos, lo que significa todavía menos riesgo para la llanta. Sin embargo hay dos cosas que sí han aumentado este peligro: la llegada de las llantas en carbono y muy ligeras, y el proceso de talonaje del tubeless.
Así, si tenemos una de estas llantas y le damos más de 4 bar para talonar el neumático, no es algo fuera de lo normal que podamos afectar a la llanta. Normalmente las llantas tienen una limitación de presión máxima, que no hay que superar, sobre todo si se trata de modelos de XC o de fibra de carbono. Este valor aparece en el manual de usuario o en un adhesivo a modo de advertencia, en la propia llanta. Para no tener este problema, hay que intentar determinar y controlar la presión máxima soportada, y siempre enjabonar los neumáticos para favorecer el talonamiento.