Es algo que acaba ocurriendo, y siempre en un momento inoportuno. Por fortuna una rotura de un radio te permite seguir con la bici y llegar a casa, pero nunca debemos seguir montando mucho tiempo, pues ya está roto el equilibrio en la rueda y esto sólo puede ir a peor.
En las roturas de radios entran en juego muchos factores, como el peso, la tensión, la calidad, el diámetro, los cruces… demasiados factores realmente para determinar una causa con rotundidad: peso, tipo de conducción, tensión del radiado, deterioro, mal montaje…
Una de las roturas más habituales es la rotura por la cabecilla. Si habitualmente rompes cabecillas puede ser por un problema de la medida de los radios. ¿Tus ruedas son montadas a mano o son de fábrica? Si te han radiado las ruedas, pueden haberse equivocado en la longitud correcta de los radios, donde 1 mm puede ser decisivo.
Si son más cortos, queda un hueco vacío dentro de la cabecilla, creando un punto débil por donde partir. El problema se agrava si las cabecillas son de aluminio.
Para descartar esta causa desmonta el neumático y comprueba que la rosca del radio llega hasta el borde superior de la cabecilla.