Para darse cuenta de que en mountain bike el concepto de motor central domina sobre la opción de motor en buje sólo hay que echar un vistazo al catálogo de cualquier marca para comprobar que las ebikes “pata negra" montan motores centrales.
Sus ventajas son patentes, como un mejor reparto de pesos (elevar la rueda trasera con un motor de buje es muy difícil), o una forma más natural de aportar la energía, pues acompañan al giro de los pedales, en lugar de empujar desde atrás, por lo que la tensión de la cadena se mantiene más equilibrada.
También está el aspecto mecánico, es decir, la propia complejidad del sistema de buje trasero, que requiere componentes especiales, cableado… Para una bici con motor central hay gran variedad de ruedas, bujes, llantas…
El motor trasero encuentra su espacio en que requiere menos rediseño de la bici convencional para albergarlo. Lo vemos en muchas bicis eléctricas de ciudad, en las que tal vez las desventajas antes citadas no son tan graves, pero en mountain bike va a ir seguramente en retroceso según avanzan las soluciones tecnológicas que en su inmensa mayoría van por el camino del motor central.