Para comprender por qué se puede pensar que una bici eléctrica requiere de ruedas más robustas hay dos criterios a seguir. El primero es el peso. De media una bici eléctrica puede pesar casi 10 kg más que una no eléctrica, y eso es una carga extra que han de soportar las ruedas. Sin embargo, esa variación de peso es incluso menos que la variabilidad que hay entre los propios usuarios. Por ejemplo, puedes pesar poco, 65 kilos, y en conjunto con tu e-bike son unos 90 kilos, menos que, por ejemplo, la suma de un biker de envergadura (80 kilos) con su bici de Enduro (14 kilos). Según esto podrías equipar tu e-bike con unas ruedas para Enduro, y el resultado sería muy bueno, sin lugar a dudas.
Sin embargo ese no es el único factor en juego. El empuje extra del motor también supone un mayor reto para la rueda trasera, ya que se generan tensiones mayores en su estructura. Por estas razones hay fabricantes que han diseñado productos específicos, como DT Swiss, por ejemplo. Su familia de ruedas Hybrid tiene bujes específicos, con paredes más gruesas, rodamientos mayores, más superficie de contacto entre cada radio y su anclaje, y un núcleo de acero reforzado. Tanto las paredes de las llantas como las cabezas de los radios también son más gruesas, alcanzando la homologación para un peso de biker bici de hasta 150 kilos.