Incluso la mejor de las luces puede ofrecer hasta la mitad de su rendimiento potencial si no se regula adecuadamente. Además, existe una normativa de la DGT que regula el rango de luminosidad permitida cuando circulamos por tráfico abierto. Se trata de unos márgenes estimados en Candelas, una unidad de medida que normalmente no vemos especificada en las luces, ya que depende a su vez de dos factores, los lumens, un dato que sí solemos encontrar, y el ángulo de apertura de la luz. Los márgenes definidos por la DGT son de 4 a 12 candelas para la luz trasera y de 4 a 60 Candelas para la delantera. Existen fórmulas en la red para calcular las Candelas, pero en general sabemos que las luces traseras cumplen prácticamente todas las normativas, pero no así las delanteras. Los faros más potentes sobrepasan con mucho esta limitación y debemos utilizarlos sólo en caminos, reduciendo a modos más limitados, si es posible, cuando vamos por carretera, pues podemos deslumbrar a los conductores. Por esa razón los frontales de casco tampoco están permitidos en carretera, ya que no tienen una orientación fija a la carretera y deslumbraremos a los conductores. Otro aspecto que fue controvertido es el de las luces intermitentes traseras. Teóricamente no están permitidas las luces intermitentes en tráfico, sin embargo, tras una polémica surgida hace unos años con sanciones ilógicas a ciclistas, la DGT ha establecido una excepción para ciclistas y ya no se puede sancionar por llevar luz intermitente en bicicleta.
Cuando circulamos por montaña, sin tráfico, puede ser recomendable levantar un poco el foco del manillar para alcanzar una mayor distancia, que necesitaremos cuando vamos rápido, con respecto a cómo lo levaríamos en carretera (la normativa alemana, por ejemplo, establece una caída del haz central del foco a 10 metros, y eso es insuficiente cuando circulamos por el monte).