Como ya nos tiene acostumbrados Giant, destaca el sobredimensionamiento de sus tubos, desde la dirección Overdrive 2 hasta el pedalier (llamado Powercore) de 86 mm de ancho, pasando por el imponente tubo diagonal. Todo este entramado de tubos se encarga de aportar mucha rigidez, como no podría ser de otra forma. Puestos a aumentar aún más la rigidez, nos hubiera gustado encontrar un eje pasante trasero de 12 mm, en lugar de un cierre rápido convencional (junto a la Ghost, son las únicas de la comparativa con este tipo de eje). Este es un rasgo que desvela las intenciones competitivas de la Anthem, ya que muchos corredores aún prefieren un minimalista cierre rápido. También por este motivo el tuneado de las suspensiones es muy firme, sin demasiada sensibilidad en la horquilla delantera, aunque algo más suave en el funcionamiento de la suspensión trasera.
El sistema Maestro, ya maduro y perfeccionado, demuestra una vez más todas sus virtudes, destacando sin lugar a dudas la eficacia de pedaleo, tan elevada que te aseguramos que apenas recurrirás al bloqueo del amortiguador. En posición de abierto aprovechamos bastante bien los 101 mm de recorrido, aunque el comportamiento del amortiguador no es de los más activos ni sensibles, por lo que en altas velocidades y con impactos repetidos, la absorción queda algo limitada, correspondiéndose con su talante racing. Nos gusta el guiño que hacen al resto de usuarios que no buscan únicamente el rendimiento y la competición, por eso lleva un manillar Giant de doble altura extravagante, con un ancho de 725 mm (el más ancho de la comparativa) y con unas guías bajo el tubo superior para orientar el mando remoto de una tija telescópica.
El peso total es muy bueno, poco más de 10,3 kg, aunque no forma parte de las bicis más ligeras de esta comparativa pese a sus ligeras ruedas Giant con aro de carbono. Debido a la ligereza de estas últimas, la bici se siente más liviana aún, por lo fácil que es acelerarlas y mantener una buena velocidad una vez que las hemos lanzado. En materia de transmisión no han dudado en instalar todas y cada una de las piezas del SRAM XX, con un doble plato 26-39 muy acertado para una bici fácil de poner a rodar como ésta. Los frenos, también SRAM XX, demuestran que han perdido la batalla en funcionamiento contra su rival nipón XTR, con un tacto demasiado flexible y una potencia que en ocasiones se queda escasa, aquí especialmente notable debido al disco delantero de sólo 160 mm.
